3/6/2014
No sé qué os parecerá a vosotros, pero a mí me encantan los espacios en los que algunas de las paredes aparecen engalanadas con retratos antiguos, solos o formando caprichosas composiciones. No tienen por qué ser figuras importantes de la familia (no todos tenemos la fortuna de contar con personalidades egregias entre nuestros antepasados!!!), es más, prefiero retratos de hombres y mujeres anónimos, ya que así se hace más fácil y llevadera la convivencia con ellos.
Es fácil encontrar este tipo de obras de arte en mercados, desembalajes, brocantes..., y por no demasiado dinero puedes llevarte a casa alguno. Tampoco estaría de más que mirásemos con otros ojos a ese cuadro del señor bigotudo que hemos visto desde siempre en casa de la abuela o de la tía del pueblo. En cuanto a los marcos, yo prefiero los originales, si no están en demasiado mal estado, porque me gusta que tengan cierta pátina viejuna (que no es lo mismo que estén destartalados), si bien la conjunción retrato antiguo/marco moderno me parece de lo más acertada.
Y en cuanto a su ubicación dentro de la vivienda, prefiero situarlos en aquellos espacios en donde puedan contrastar con mobiliario más moderno. ¡Ya sabéis lo que me gusta a mí un contraste decorativo!
En fin, a buscar retratos antiguos como locos!!!