Un figurón del toreo, no una "figurita" de las de ahora. Un figurón que pasará a la historia, ya es historia. Eso es Enrique Ponce.
Su paso por Bilbao, una vez más y ya son más de veinte años, ha sido de eso, de figura del toreo.
El planteamiento impecable, dos tardes, sin taparse, con las gallos que más pelean: El Juli, Perera y Morante de la Puebla, al final fue Talavante. Con lo que quieren las figuras, la de Garcigrande y con otra que no quieren tanto, los "Núñez" de Alcurrucén. Lo que deberían de hacer todas las figuras, competencia y diversidad de encastes.
En la plaza a cara de perro, si El Juli corta dos orejas Ponce responde con una faena aún mejor, la colocación de la espada le privó de puerta grande con la de Garcigrande. Con la de Alcurrucén desde el primer capotazo venía a por todas, otra vez la espada le dejó sin tocar pelo en el primero. Después una faena para el recuerdo, una faena con el sello de el Ponce de siempre, lidiador de cabeza privilegiada, se sucedían los derechazos desmayados que pega como nadie, valentísimo al natural y los doblones finales... la espada otra vez... poco importa: Ponce figurón del toreo.