“Internet es un nuevo medio de expresión. Cuando internet no existía, los colectivos se agrupaban, lanzaban panfletos de papel por las calles, editaban boletines casi clandestinos incluyendo mensajes de libertad o criticas anti sistema, las pintadas en las paredes de los edificios no son más que expresiones anónimas.
En internet la información aparece y desaparece en cuestión de segundos y surgen nuevos contenidos que sustituyen a los anteriores, ¿quien se extraña de ello y por qué? Hay quien pide nombres y apellidos tras las opiniones, cuando deberían recordar que grandes nombres de la literatura han utilizado pseudónimos para firmar sus obras. La red ofrece una vía adicional a las tradicionales, conocidas, controladas y sobreexplotadas, formas de expresión existentes”.
Montserrat Labrandero
El artículo fue publicado en La Vanguardia el pasado día 5 de Mayo de 2.011 y se extrajeron dos párrafos que merecen la pena ser rescatados. En primer lugar y sobre el anonimato en la red, nos recuerda la autora como muchos años antes de utilizarse la electricidad, numerosos autores utilizaban seudónimos para firmar sus obras, añadiría yo eso de que El Lazarillo de Tormes, obra cumbre de la picaresca española, fue considerado anónimo hasta hace bien poco tiempo, en que una erudita, estableció autoría para la obra maestra. Internet no resulta sustancialmente distinto, y las relaciones, tanto personales, como de opinión o mercantiles, han de llevarse a cabo dentro del respeto y la confianza. No reparamos, hasta hace bien poco, en lo peligroso que podía resultar ceder durante unos minutos, nuestra tarjeta de crédito a un dependiente en las tiendas de moda o a un camarero en los restaurantes; cualquier persona podría pasar dos veces los antiguos talones en papel, o copiar la numeración del plástico para hacer después un uso fraudulento en la red. Curiosamente, la reticencia a facilitar los mismos datos a través del ordenador y pese a las medidas de seguridad establecidas, así como la garantía de numerosas entidades bancarias, es muchísimo mayor. También es cierto que no son escasos los foros en los que el insulto y la falta de respeto están a la orden del día, pero en eso, tampoco es diferente la red del resto del mundo. En nuestra ciudad, numerosos establecimientos de hostelería no son frecuentados por su carácter o su ambiente; no faltan barrios o zonas en los que pasear a ciertas horas de la madrugada no resulta recomendable, en fin, los pagos cibernéticos no son tan diferentes de la realidad que nos rodea; condenarlos sin juicio previo es un error a lo desconocido, al progreso y al futuro.