Como consecuencia de la Covid-19 la deuda del Estado español ha alcanzado el 120% del PIB. Todos los españoles estamos preocupados por ello, y con razón, porque entendemos que es un porcentaje insostenible a largo plazo y porque sabemos el impacto que una posible subida de los tipos de interés podría tener sobre nuestras finanzas públicas y en consecuencia sobre toda nuestra economía.
No obstante, es importante que pongamos esa cifra en perspectiva. Primero debemos asumir que es una consecuencia coyuntural del esfuerzo que el Estado ha debido de hacer para hacer frente a una crisis sanitaria que ha derivado en económica y social, a las que sin duda alguna había que hacer frente, como lo han hecho todos los países del mundo. Y en segundo lugar hay que comparar las cifras con las de otros países para ver si somos un caso aislado o hay bastantes países que se acercan o incluso superan nuestro porcentaje. Es verdad que Alemania, el modelo a seguir en la Unión Europea, tiene una Deuda Pública que representa el 70% de su PIB, y Gran Bretaña el 85%, porque ambos eran países con unas finanzas saneadas antes de que llegase la Covid, pero Francia está en un 116% y hay grandes países que superan nuestra tasa de Deuda, como Portugal (133%) e Italia (155%). E incluso grandes potencias económicas como Estados Unidos (129%) o Japón (236%) están peor que nosotros en este aspecto.
En resumen, que no podemos limitarnos a juzgar un porcentaje sino que debemos compararlo con nuestra capacidad de hacer crecer el PIB en los próximos años y de rebajar el déficit. Eso sí que es importante.