Pop Culture Icons…por César del Campo de Acuña
Bienvenidos a Pop Culture Icons una sección dedicada a conocer a diferentes personalidades de la industria del entretenimiento que por diferentes motivos su imagen ha trascendido más allá del tiempo y las modas. Hoy les voy a hablar de él mago entre los magos, el primer gran prestidigitador, el rey del escapismo.
¿De quién hablamos?: Obviamente de Erik Weisz, mundialmente conocido como Harry Houdini, un escapista e ilusionista de origen húngaro nacido el 24 de marzo de 1874 en Budapest y fallecido el 31 de octubre de 1926 en Detroit, Michigan.
¿Por qué es un icono de la cultura Pop?: Gracias a sus sorprendentes y espectaculares habilidades el nombre Houdini se convirtió en sinónimo de magia, ilusionismo y escapismo. A día de hoy su figura es reverenciada por los profesionales del medio y sigue siendo un icono a nivel mundial en el campo que le dio fama y fortuna.
¿Cuándo fue el punto álgido de su popularidad?: A principios del siglo XX (entre 1900 y 1920) fueron los años en los que experimento más éxito tanto económico como social.
¿Cuál fue el momento que definió su carrera?: el momento que definió la carrera de Harry Houdini fue el día en el que decidió dejar los trucos de cartas (en un principio se dedicaba a ellos y se hacía llamar El Rey de las Cartas en 1891) y se pasó al escapismo. Su gran oportunidad llego en 1899 cuando el representante de artistas Martin Beck le dijo que se concentrara única y exclusivamente en sus números de escapismo.
¿Sabías que…?: Antes de dedicarse profesionalmente al mundo del ilusionismo se sabe con certeza que trabajo como contorsionista en un circo, como mensajero y en una fábrica de corbatas. Cuando decidió dedicarse a la magia, empezó como un prestidigitador cómico que se hacía llamar así mismo King of Cards. Cambio su nombre artístico por la admiración que sentía hacia Robert-Houdin, un ilusionista considerado el padre la magia moderna.
En sus comienzos, apenas ganaba 18 dólares a la semana. Cuando llego al punto álgido de su fama llego a ganar aproximadamente unos 1.800 dólares. Cabe destacar, que uno de sus números más celebrados era el de apostar con cualquier espectador 25 dólares a que conseguiría escapar de cualquier tipo de atadura que este le aplicara. Aunque sin lugar a dudas, su número más famoso fue el de la metamorfosis, el cual llego a representar en más de 10.000 ocasiones.
Houdini podía hacer frente a todos aquellos peligrosos números gracias a la constante practica (se dice que durante un tiempo fue aprendiz de cerrajero) y a un entrenamiento físico espartano que le llevaba siempre al límite de las capacidades humanas. Houdini salía a correr a diario, boxeaba, hacia gimnasia y hacia ejercicios de respiración para contenerla el mayor tiempo posible. En su mejor momento Houdini podía aguantar la respiración durante tres minutos bajo el agua. Desafortunadamente, el tiempo pasó factura, y paulatinamente tuvo que ir abandonando alguno de sus números más arriesgados y espectaculares debido al dolor que le producía llevarlos a cabo.
A pesar de que su vida siempre estuvo envuelta en el misterio de la ilusión, Houdini pensaba que los médiums y espiritistas eran unos farsantes que se valían de trucos para engañar a los incautos. El famosísimo escapista dedico buena parte de su tiempo desenmascarando videntes y médiums, a los cuales descubría en sus sesiones tras entrar en ellas disfrazado. Su cruzada no termino ahí, ya que no dudo en declarar contra ellos ante el Congreso de los Estados Unidos, escribir artículos atacándolos en la revista Scientific American e incluso llego a ofrecer premios a cualquier amigo de lo paranormal que le demostrara sus supuestos poderes. No hace falta decir que el famoso escapista nunca llego a dar ninguna de aquellas recompensas. Tal era su desprecio por los que practicaban aquel engaño y por los que les creían que llego a enemistarse profundamente con amigos como el escritor Sir Arthur Conan Doyle (el padre de Sherlock Holmes), el cual si creía en todo aquello.
Incluso una vez fallecido siguió dejando en ridículo a médiums y videntes. Antes de su muerte, le revelo a su mujer (Beatrice Rahner, su asistente en escena) un código secreto por el cual él se comunicaría con ella desde el más allá. La idea es que ella acudiera a sesiones de espiritismo durante los 10 años posteriores a su muerte para ver si alguno de esos supuestos espiritistas podía ponerla en contacto con él. Evidentemente, ninguno pudo y los que si dijeron que habían contactado con Houdini fueron descubiertos por no conocer el código que tan solo le había revelado a su mujer.
Por cierto, hablando de su muerte, falleció un día 31 de octubre (Halloween) a causa de unas heridas internas. Dos semanas antes de su muerte, un boxeador universitario le pregunto si podía golpearle en el estómago para probar la supuesta resistencia de Houdini. El escapista acepto encantado con la mala fortuna de que el primer golpe le pillo de improviso cuando estaba levantándose de la silla en la que había atendido al joven. El puñetazo le dejo sin aire, pero a pesar de ello, cuando se repuso le pidió al estudiante que le volviera a golpear aguantando la embestida con gran entereza. Lo que Houdini no sabía es que el primer puñetazo le había roto el apéndice. A pesar de las fiebres, los mareos y de sentirse enfermo durante aquellas dos semanas el ilusionista siguió trabajando hasta que sufrió dos desmayos en una actuación que le condujeron al hospital y posteriormente a la muerte.
Su fuerte como artista siempre fueron sus números en vivo y en directo, pero no por ello dudo un segundo en ponerse delante de las cámaras. Se convirtió en actor en 1919, debutando en la gran pantalla en la película The Master Mystery de Harry Grossman y Burton L. King. Por otro lado produjo sus propias películas a través de la Houdini Picture Corporation y llego incluso a dirigir dos films (The Soul of Bronze y Haldane of the Secret Service).
Fue un pionero de la aviación. Fuera del mundo del espectáculo, Houdini sentía fascinación por la aviación y devoraba toda la información que podía obtener sobre los avances que se hacían en aquel campo. Acostumbrado a una vida de peligros, Houdini no tardo en subirse en uno de aquellos primigenios aeroplanos y al poco tiempo podía ser considerado por propios y extraños como un piloto. De hecho, tanto tiempo, del poco que tuvo, volcó en su afición que se convirtió en el primer hombre en volar sobre Australia.
Fue espía. Gracias a su acceso como artista a los jefes de estado y a los hombres más poderosos de Europa, a la fluidez de su alemán y a sus habilidades como prestidigitador fue reclutado por el servicio de espionaje británico (algo que resulta sumamente curioso al ser buen amigo de Conan Doyle, como dije con anterioridad) y paso información sobre el Kaiser Wilhelm y el Zar Nicolás de Rusia.
Durante la Primera Guerra Mundial entretuvo a los soldados estadounidenses con trucos de manos y les enseño a escapar de todo tipo de ataduras y esposas. Es probable que el presidente Woodrow Wilson le pidiera ese favor en la reunión privada que mantuvo con Houdini en diciembre de 2014.
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