Revista Cultura y Ocio

Popol Vuh (noveno capítulo): el concilio de Xib’alb’a

Por Víctor Barrera Alarcón

Diremos también el nombre del padre de Hunahpú e Ixbalanqué. Pero dejaremos en la sombra su origen, y cubriremos con el misterio la relación del nacimiento de Hunahpú e Ixbalanqué. Sólo diremos la mitad, una parte solamente de la historia de su padre.

He aquí, pues, la historia. El nombre es Hun Hunahpú, así es llamado. Sus padres eran Ixpiyacoc y Ixmucané. Por ellos fueron engendrados en la noche, antes de que hubiera sol, antes de que hubiera luna, antes de que fuera creado el hombre los dos hermanos: Hun Hunahpú y Vucub Hunahpú.

Ahora bien, Hun Hunahpú había engendrado y tenía dos hijos, el primero se llamaba Hun Batz y el segundo Hun Chovén. La madre de éstos se llamaba Ixbaquiyalo, así se llamaba la mujer de Hun Hunahpú. Y el otro, Vucub Hunahpú no tenía mujer, era soltero.

Los dos hijos de Ixpiyacoc e Ixmucané, por su naturaleza, eran grandes sabios y grande era su ciencia, eran adivinos aquí en la tierra, de buena índole y buenas costumbres. Por otro lado, a Hun Batz y Hun Chovén, los hijos de Hun Hunahpú, les fueron enseñadas todas las artes, eran flautistas, cantores, magníficos tiradores con cerbatana, pintores, escultores, joyeros, plateros… esto eran Hun Batz y Hun Chovén.

Hun Hunahpú y Vucub Hunahpú se ocupaban solamente de jugar a la pelota todos los días; y cuando se reunían los cuatro en el patio del juego de la pelota se enfrentaban de dos en dos. Allí venía a observarlos el Voc, el mensajero de Corazón del Cielo, de Caculhá Huracán, de Chipi Caculhá, de Raxa Caculhá; pero este Voc no se quedaba lejos de la tierra, ni lejos de Xibalbá, y en un instante subía hasta el cielo al lado de Corazón del Cielo.

Estaban jugando a la pelota en una ocasión, en el camino de Xibalbá, después de que hubiera muerto la madre de Hun Batz y Hun Chovén, cuando los oyeron Hun Camé y Vucub Camé, los señores de Xibalbá.

-¿Qué están haciendo sobre la tierra? ¿Quiénes son los que la hacen temblar y provocan tanto ruido? ¡Que vayan a llamarlos! ¡Que vengan aquí a jugar a la pelota, donde los venceremos! Ya no somos respetados por ellos, ya no tienen consideración ni miedo a nuestra categoría, y hasta se ponen a competir sobre nuestras cabezas.-Gritaron todos los de Xibalbá. Enseguida entraron en consejo. Los llamados Hun Camé y Vucub Camé eran los jueces supremos. A todos los señores les señalaban sus funciones y cada uno de ellos lo era por la voluntad de Hun Camé y Vucub Camé.

Xiquiripat y Cuchumaquic eran los señores así nombrados, éstos son los que causan las pérdidas de sangre de los hombres. Otros se llamab Ahalpuh y Ahalganá, también señores y el oficio de éstos era hinchar a los hombres, hacerles brotar pus de las heridas y hacerles subir la palidez a la cara, tal era el oficio de Ahalpuh y Ahalganá. Otros eran el señor Chamiabac y el señor Chamiaholom, alguaciles de Xibalbá, cuyas varas eran de hueso. La ocupación de éstos era enflaquecer a los hombres hasta que los volvían sólo huesos y calaveras y se morían y se los llevaban convertidos en puros esqueletos. Tal era el oficio de Chamiabac y Chamiaholom, como se les llamaba. Ahí también había los señores nombrados Ahalmez y Ahaltocob, su oficio era causar la desgracia a los hombres y que les sucedieran cosas adversas, ya fuera en la puerta o en el patio de sus casas, y que los encontraran heridos, tendidos boca arriba en el suelo y muertos. Venían en seguida otros señores llamados Xic y Patán, cuyo oficio era conducir a la muerte a los hombres en los caminos, lo que se llama muerte repentina, subiéndoles la sangre a la boca hasta que morían vomitándola. El empleo de cada uno de estos señores era oprimirles la garganta y el pecho para que los hombres murieran en cuando caminaban.

Y habiéndose reunido en consejo, trataron de la manera de atormentar y castigar a Hun Hunahpú y a Vucub Hunahpú. Lo que deseaban los moradores de Xibalbá eran los instrumentos de juego de Hun Hunahpú y Vucub Hunahpú: sus cueros, sus anillos, sus guantes, la corona y la máscara, que eran los adornos y atavíos de Hun Hunahpú y Vucub Hunahpú.

Ahora contaremos su ida a Xibalbá y cómo dejaron tras de ellos a los hijos de Hun Hunahpú, Hun Batz y Hun Chovén, cuya madre había muerto. Después diremos cómo Hun Batz y Hun Chovén fueron vencidos por Hunahpú e Ixbalanqué.


Popol Vuh (noveno capítulo): el concilio de Xib’alb’a
Popol Vuh (noveno capítulo): el concilio de Xib’alb’a

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