Populismo y anti-populismo en la política venezolana

En el post precedente dejamos una pregunta pendiente https://www.nocreasnada.com/autores/nova/ que ahora invitamos a responder.

Hubo una época, años ochenta, en que se creó la idea según la cual los grandes partidos de masas, dirigidos por vanguardias, esquema típicamente leninista, habían cedido su paso a otras formas de construir partido político. Esta forma de organización esta asociada a una de hacer política y que los “sabios” académicos denominan “populismo”. Es una forma de organización costosa y que requiere de años de formación en luchas sociales que no dan frutos políticos de inmediato, pues el trabajo consiste en conseguir adeptos a los principios de tales partidos; pero una vez que “prende” en la sociedad, los logros son evidentes.

Agotado este esquema, en Venezuela, comienza la aparición, más o menos en los noventa, de varios movimientos locales, como Proyecto Venezuela, Primero Justicia, Un Nuevo tiempo, entre otros, caracterizados por la imagen de sus fundadores y por una actividad mediática como modo de conexión social; movimientos de corte liberal-conservador que la sociedad llegaría a ver como alternativa del bipartidismo adeco-copeyano, pero que así mismos se pensaban locales y no populistas, aunque con una actividad social importante. Ese esquema local no pasaría de allí, de modo que, agotados los grandes partidos, pero sobreviviendo en el poder con unos movimientos locales pequeños, sobrevenido el sacudón o caracazo de 1989, no pudieron liderar a la población descontenta; no había alternativa nacional. El camino del chavismo estaría construyéndose, a contrapelo, por el vacío de poder manifestado. Así, no estaría agotado el populismo como creyeron estos movimientos locales; el chavismo se construyó a imagen y semejanza de los grandes partidos. Entonces ¿por qué no triunfa el anti-populismo?

Estos movimientos liberales rechazaron todo el esquema clásico de “partido de masas”, “Partido de vanguardias”, por esquemas post-modernos, según el cual no hay historia sino narrativas; no hay masas, pueblos ni sociedades, sino individuos; no hay naciones ni patria sino globalización (pues todo aquello es ideología y populismo); y en definitiva tendieron a creer en una especie de Matrix mediática que sustituye la realidad ¿tendría, entonces, sentido para ellos,  ir casa -casa para ganar adeptos y votos?, algo de sentido tendría, pero sería más importante el Marketing político. Es sintomático que hayan agotado sus grandes marchas sin entender que estas necesitaban un partido que las organizaran; por el contrario, pensaron que era un asunto de “vecinos”. Por su parte, Chávez, usaría el esquema tradicional, pateándo el país pueblo por pueblo (como lo haría en su época Acción Democrática) y fundando un partido a lo clásico, el PSUV. Así, una oposición que en repetidas ocasiones se ha negado a ir a las elecciones, pues no tiene control territorial ¿qué opciones le quedaban? El Diputado Pizarro dijo en una ocasión que no podían combatir al populismo con más populismo o frases de Marketing como que “El socialismo siempre promete el cielo y entrega el infierno”; entonces, ¿qué caminos le quedaría a la oposición? La respuesta parece de Perogrullo cuando Venezuela ha transitado, a la par, momentos electorales y de violencia.

Pero derrotada esta última, al menos por los momentos, a la oposición le queda es ir a las elecciones de abril, a regañadientes y a punta de Marketing político, buscando reagrupar a los suyos y al descontento chavista y teniendo como marco económico un dólar que estaría invalidando al gobierno como estratega económico. Lo que estaría en pugna es si el precio del dólar habrá logrado quebrar toda la simbología con la que ha sobrevivido el chavismo hasta ahora. La otra opción es esperar a que vengan otros a hacerle el trabajo a la oposición; camino sumamente peligroso, incluso para ellos, pues el que derrama sangre de los suyos es el que pone la bandera de victoria.