Publicado en HeraldPost.es
Empiezas por dejar que el gobierno de turno te diga que no puedes llamar a tu hijo Lobo o como te dé la gana, y yo pienso en mi hermana, cuyo nombre oficial es María Amparo y a la que jamás nadie llamo de otra manera que no fuera Mara. Mi hermana se llama Mara. Luego, puesto que hay otros que saben más, dejamos que nos digan qué comer, a qué horas, en qué cantidades. Es lo saludable. Es lo correcto.
Si no queremos que los niños tengan problemas en el cole, causados por el mal gusto en el vestido de sus padres o por su poca categoría eligiendo prendas, mejor que un tercero, el gobierno del Estado, elija el color de las ropas que psicológicamente ayuden al niño en su periplo escolar, en sus juegos de calle o cuando cace pokemones. Obviamente otros mejor que los padres saben cuál debe ser el contenido del currículo lectivo que conviene a todo infante, saben de sus gustos y motivaciones, de sus inclinaciones y de sus aptitudes naturales. Es conveniente que la educación la regulen los que saben más que nosotros. Sabrán escoger bonitos uniformes.
También sabrán, ellos que saben tanto, a qué jugar o qué programas de televisión, libros o canciones son adecuados. No vaya a ser que la integridad del menor, su desarrollo y sus potenciales fortalezas no se manifiesten conforme a la normalidad establecida. Evitemos a toda costa traumas, golpes y caídas, físicas o mentales.
Hay lugares que no son adecuados para los niños. Lugares donde las mujeres fuman y te llaman de tú sin conocerte. O los hombres visten de bomberos solo un rato. ¡Qué regulen el acceso de los menores a los prostíbulos! ¡Hay cada padre! Y bueno, en los bares dónde se bebe – ¡qué ejemplo es ese! – y se dicen tacos porque hay fútbol, algo deberían de hacer. Y bueno, en los estadios también. Y en los parques esos columpios, qué quieres que te diga, yo no estoy tranquilo, están muy altos. Regúlense por el bien de las criaturas.
Son niños y debemos protegerlos. Debemos preservarlos de todo mal y velar por su correcto desarrollo. Cuidarlos. Quererlos. Procurar para ellos Un Mundo Feliz.
P.D.1.: Quizá parezca una estupidez, algo totalmente vacuo, protestar o no contra ciertas regulaciones, pues parecen del todo inocentes. Pero sí las permitimos, estamos aceptando implícitamente que el fin justifica los medios. Y así nos va.
P.D. 2.: El día que tus padres te inscriben en el Registro Civil, es el día en el que quedas marcado. Y ya no puedes salirte legalmente del Estado. Tienen la obligación legal de hacerlo y tú de sacarte el DNI con posterioridad. No hay forma de escaparse sin saltarse – o cambiar – la ley. El día que regularon estatalmente tu nombre es el mismo día en el que te convirtieron – nos convirtieron – en esclavos del sistema. Por el bien de los niños.
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