CiU, o Artur Mas en su defecto, se suma a las prácticas digodieguistas de sus coidealistas del PP. Cuando convocó las elecciones catalanas anticipadas, y trajo a escena su proyecto soberanista, se llenó la boca de referéndum. A todos sus votantes, y a muchos de los que no lo habían sido (por fortuna tampoco convenció a muchos de los que sí lo habían sido, y por eso ha perdido escaños), les prometió la tierra prometida de la independencia, en forma de consulta, y acogiéndose a leyes españolas muy claras al respecto (o eso dice el PP).
Ahora, que ha perdido seguidores, resulta que necesita una mayoría absoluta, que no tiene, para poder convocar el referendum soberanista. Ahora, para poder devolver la ilusión a esos miles de catalanes secesionistas (ojo, que hablo sólo de ellos, y con todo mi respeto democrático, pero nacionalista y patriota de mi país, que no es el Madrid donde nací, ni la Mallorca donde me crié, sino España, en su conjunto), tendrá que coalicionarse con su contrario en ideología y posición, aunque compañero de fines, ERC.
La sensación que me da es la que me da toda la derecha, por el interés te quiero Andrés, postura típica también de otros derechistas claros, como el propio PP. Y no es que no sepan dónde están, que lo saben perfectamente, pero es la política de moda, la de hacer coalición con las formaciones mayoritarias, sean hijas de quien sean. Casos más radicales se han visto, y no hace mucho, como la del PP-PSOE en el País Vasco.
ERC ahora tiene la sartén por el mango, que es lo que tiene ser segundo y que el primero no tenga mayoría absoluta. Pero ellos sí tienen claro dónde están, muy claro, y aunque saben que si quieren gobernar, aunque sea un poquito, lo tienen que hacer con CiU. Pero al menos no traicionan sus ideas, que por muy republicanas, no dejan de ser de izquierdas. La única intersección de los dos conjuntos es la soberanía.
Pero ahora ERC tiene la oportunidad de trabajar de verdad para el pueblo catalán. Es ahora cuando puede exigir a Mas que ceje en su política de recortes, es ahora cuando puede exigir a la derecha que se centre en el pueblo y genere una política que funcione y de la que tomar modelo. Para eso ERC tiene que ser fiel a sus ideales.
Aunque sea un arma de doble filo, porque si las cosas salen bien para ellos, y no me estoy refiriendo a que Cataluña diga SÍ a la independencia, sino a que Cataluña empiece a vivir mejor, incluso que el resto de autonomías, CiU será quien cobre ese rédito, y ERC quedará en la sombra. ¿Les bastará con saber que hicieron lo correcto?
Volvamos al presente, y a la realidad. No lo harán, porque las cuentas políticas no se hacen así. No es que tengamos una ecuación, de varios grados, sino un sistema de ecuaciones de complejidad quasi infinita, en el sentido de la gran diferencia de partidos, entre ellos dos. Sólo se juntarán a efectos de referéndum, y eso no hace ningún bien a Cataluña, ni a España.
Luego están los que han ido recogiendo las sobras, que en el caso del PSC encima han sido menos abundantes que las que tenían. Hay demasiados perros a la mesa del pastor, y este deja pocos huesos que roer.