Un empresario agricultor de poco estudio participaba todos los años de la principal feria de agricultura de su ciudad. Lo extraordinario es que él siempre ganaba, año tras año, el trofeo: MAÍZ DEL AÑO. Entraba con su maíz en la feria y salía con la faja azul recubriendo su pecho. Su maíz era
Un empresario agricultor de poco estudio participaba todos los años de la principal feria de agricultura de su ciudad. Lo extraordinario es que él siempre ganaba, año tras año, el trofeo: MAÍZ DEL AÑO. Entraba con su maíz en la feria y salía con la faja azul recubriendo su pecho. Su maíz eracada vez mejor.
En una ocasión de ésas, un reportero de TV abordó al agricultor después de la tradicional colocación de la faja de campeón.
El reportero quedó muy intrigado con la revelación del agricultor, de cómo acostumbraba cultivar su calificado y valioso producto.
Descubrió que el agricultor compartía buena parte de las mejores semillas de su plantación de maíz con sus vecinos.
- ¿Cómo puede usted compartir sus mejores semillas con sus vecinos cuando ellos están compitiendo directamente con usted?
El agricultor respondió: – ¿Usted no sabe? Es simple.
El viento recoge el polen del maíz maduro y lo lleva de campo en campo. Si mis vecinos cultivaran maíz inferior al mío, la polinización degradaría continuamente la calidad de mi maíz. Si yo quiero cultivar maíz bueno tengo que ayudarlos a cultivar también el mejor maíz compartiéndoles las mejores semillas.
Habrás notado que siempre me despido de vos con un “Por el placer de compartir”. Y puedo decirte que esto –como todo en la vida- tiene un sentido, así como que compartir no es sólo un placer sino también , parte de mi misión, como Coach.
Un Coach comparte su visión de vos con vos para que vos puedas visionarte en toda tu potencialidad.
Y como todos tenemos un Coach interior –un facilitador innato que nos permite ver en los otros lo que ellos no pueden, por estar dentro de la situación- creo firmemente que quienes quieran lograr el éxito deben ayudar a que sus “vecinos” también tengan éxito; quienes decidan vivir bien deben ayudar a que los demás vivan bien porque el valor de una vida se mide por las vidas que toca. Y quienes opten por ser felices lo lograrán ayudando a que otros encuentren la felicidad. El bienestar de cada uno se halla unido al bienestar de todos.
Com-partir es partir con otros. ¿Lo habías pensado? ¡Qué mágica sabiduría sostiene la construcción de las palabras! ¿Verdad?
Cuando compartís, estás menos solo.
Cuando compartís, recibís.
Cuando compartís, agregás valor a tu vida y a la de los demás.
Cuando compartís, estás siendo generoso.
Cuando compartís, le das solidez a tus vínculos.
Cuando compartís, ayudás.
Cuando compartís, no sabés la dimensión de la diferencia que podés hacer en la vida de otro.
“Nuestra vida está llena de pequeños trocitos de almas que nos han mirado y sonreído”
¿Vos compartís?
¿Cómo compartís?
¿Lo hacés por obligación o por decisión?
¿Te parece que si compartís lo que sabés perderás autoridad frente a los demás?
¿Tenés miedo de quedarte sin nada si compartís con los demás?
¿Sólo vos necesitás lo que tenés? ¿Podés compartirlo con otros?
No estoy hablando aquí sólo de cosas materiales sino también de todo lo espiritual, emocional e intelectual que pueda enriquecer a tu entorno.
Por favor, salite del “yo”.
“Yo tengo problemas.”
“Yo no estoy sano.”
“Yo estoy solo.”
“Yo no puedo ayudarte, bastante tengo con lo mío.”
“Compartir es la chispa que enciende el combustible que nos permite hacer nuestro trabajo en el mundo, ya sea personal o globalmente.”
Enfocate en compartir. Todo lo que tengas que hacer o decir que sea para el beneficio de todos o al menos para las personas involucradas, así aprovechamos nuestras capacidades al máximo disfrutando más de quienes somos.
“Para tratar con vos mismo, usa la cabeza.
Para tratar con los otros, usá el corazón”
Por el placer de compartir.
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