Revista Cultura y Ocio

Por favor, cuida de mamá, de Kyung-Sook Shin

Publicado el 31 agosto 2011 por Goizeder Lamariano Martín

Por favor, cuida de mamá, de Kyung-Sook Shin

Título: Por favor, cuida de mamá

Autora: Kyung-Sook Shin

Editorial: Grijalbo

Año de publicación: 2011

Páginas: 237

ISBN: 9788425346255

Mi relación con la literatura oriental se reducía a Murakami (Tokio Blues, Al sur de la frontera, a oeste del sol y Sputnik, mi amor) y a Un grito de amor desde el centro del mundo, de Kyoichi Katayama. Hasta ahora. Porque en junio le regalaron a mi chico por su cumpleaños Por favor, cuida de mamá, de la surcoreana Kyung-Sook Shin y nada más verlo me atrajo su portada y su sinopsis.

Y al final lo leí y lo disfruté muchísimo durante los dos primeros días de agosto. Sus 237 páginas sólo me duraron dos días, supongo que os hacéis una idea de lo muchísimo que me ha gustado esta novela. ¿Conocemos realmente a nuestras madres? ¿Sabemos quiénes son, cómo eran de pequeñas, cuáles son sus sueños, qué les gusta, qué hacen o qué les asusta? De esto habla esta novela sencilla, sincera y honesta. Una novela triste y alegre al mismo tiempo, angustiosa y esperanzadora. Una historia con muchas voces y un sólo sentimiento.
Park So-nyo es una humilde campesina que, durante toda su vida se ha dedicado a cuidar de su marido y sus cuatro hijos, una sacrificada y abnegada mujer que no sabe leer ni escribir pero que sí sabe cultivar todo tipo de alimentos para que a su familia nunca le falte de nada. Un día, mientras viaja con su marido desde su aldea, en el campo, a Seúl para ver a sus hijos y nietos, se queda atrás, como siempre, y no consigue montarse en el metro que ha cogido su marido. Se queda sola. Desaparece.

Mientras la buscan desesperadamente, sus hijos y su marido evocarán cómo ha sido su relación con ella y estos recuerdos no siempre son agradables o bonitos. Todo lo contrario. Son tristes, duros, producen impotencia, rabia y, por encima de todo, culpabilidad.

El primer capítulo está narrado por Chi-hon, la hija mayor, una famosa escritora que, entre escribir sus libros, presentarlos y acudir a seminarios no tiene tiempo para ir a ver a sus padres y casi tampoco para llamarlos y ver qué tal están. Su día a día es tan ajetreado, viajando por todo el mundo por trabajo o por placer que ni siquiera tiene tiempo para casarse.

En el segundo la historia está narrada por Hyong-chol, el hijo mayor. El mejor estudiante de su escuela durante muchos años, el ojito derecho de mamá, el favorito, el más mimado. El que no tenía que ayudar en casa y en el campo, sólo estudiar en su escritorio, que era sólo suyo. Al que mamá le reservaba las mejores comidas, los mejores platos.

El tercer capítulo nos lo cuenta el marido, que recuerda cómo era su mujer y, sobre todo, cómo se portaba con ella. Así, rememora todas las veces, todos los meses y las estaciones que se marchó de casa sin avisar, sin explicaciones, para luego volver como si no hubiese pasado nada. Y recuerda todas las muestras de cariño que le negó a su mujer, los gritos que le dio, los malos gestos, todas las veces que la ignoró.

El cuarto capítulo nos lo narra la propia desaparecida y así podemos ver a sus hijos y su marido a través de sus ojos y conocer sus sentimientos hacia ellos a lo largo de todos estos años. En el epílogo la narradora vuelve a ser Chi-hon.

A lo largo del libro conocemos también a la cuñada de Park So-nyo, que siempre se portó con ella como la peor de las suegras, y a su hija pequeña y sus nietos. A través de los recuerdos los saltos entre el pasado y el presente son constantes pero fluidos, sencillos, naturales. Así, con imágenes llenas de nostalgia conocemos también al cuñado de la mujer desaparecida o a su mejor amigo.
Una novela que nos enseña la comida, la cultura y las tradiciones coreanas al mismo tiempo que nos transmite un mensaje y un sentimiento universal. Una crítica al modo de vida actual. Un reproche a los maridos y los hijos. Un elogio a la familia. Un homenaje a las madres. Una novela emocionante, tierna, dulce, sensible, intensa y, por encima de todo, maternal.


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