Revista Diario
Sí. Al final todo llega. Lo bueno y lo malo. Ahora toca lo bueno (esperemos, que llevamos unas cuantas vacaciones con algún que otro contratiempo). Pues eso, que hoy, por fin, llegaron las ansiadas vacaciones. Y hoy, hecho la vista atrás, y veo cómo hemos superado este primer año de reincorporación al trabajo tras dos años de excedencia. Hoy, hace un año, la angustia no me dejaba. En vez de pensar en las vacaciones, pensaba en lo poco que me quedaba para reincorporarme al trabajo. ¡Qué mal lo pasé, madre mía! Pero ahora estoy orgullosa de mí misma y de mis pequeños, que, por supuesto, han sufrido conmigo los cambios y me han ayudado a su manera a superarlo todo. ¿Cómo? Con algo tan sencillo como un beso o un abrazo. Los niños son así de geniales. El tiempo es una trampa. Y últimamente un suspiro. Cuando empecé aquellos largos dos años pensé que nunca iban a terminar. Y no sólo terminaron sino que casi se ha cumplido un año de aquello. Así que, todo ese esfuerzo de madrugones, prisas, carreras, lo aparcamos por ahora. Estos días no espero más que disfrutar con mis pequeños, de su presencia, de columpiarlos sin prisa, de coger flores en un jardín, bañarme en el mar, en la piscina, pasear, hacer castillos de arena, comer un helado (para celebrar la operación bikini), y exprimir al máximo, al fin y al cabo el tiempo con lo mejor de mi vida: mi familia.Dicen que las mujeres no descansan nunca porque con esa famosa doble carga siempre tienen algo que hacer. Felizmente me dedicaré a una de esas dos cargas, a la de ser madre a tiempo completo. FELIZ VERANO A TOD@S