Por fin ganamos a naranjito

Como si de una historia de Disney se tratase, como la finalización perfecta a una épica batalla, como el héroe que acaba de tumbar a su mayor enemigo y a las magias negras que han conspirado contra él y por fin puede volver con su amada. Así termino la andanza de la selección española en Sudáfrica, con el beso del portero Iker Casillas a la periodista deportiva Sara Carbonero, y que ha ocupado casi tantas portadas como el gol del manchego Iniesta.

Pero me resulta más gracioso pensar en lo contrario, ¿os imagináis que a Sara Carbonero le sale un reportaje de puta madre como nunca se ha hecho en la historia del periodismo deportivo español y sale corriendo a dar un morreo a Casillas cuando esté en medio de un partido?. ¡De verdad que sería la leche!, sobre todo para Telecinco, que les flipa la carnaza…

No es para menos, no se ganó a los tulipanes, se ganó a la naranja mecánica, y no por el derroche de arte de Kubrick, si no por la violencia de los Oranje. Van Bommel ejercía de Alex, el antiheroe y líder que hace un trabajo muy sucio. Robben es Pete, el más racional y talentoso. Pero los oranje no hicieron honor al parricidio que se esperaba del equipo español con el estilo importado por Cruyff. Muy sucios, muy indignos.

¿Os imagináis que gana Holanda el mundial? los incidentes en la rue de celebración por las calles de Holanda podrían ser tremendos. Los aficionados seguro que ven al pulpo Paul andando por la calle, y la nube de cenizas del volcán de Islandia iba a quedar en una anécdota al lado de la nube de humo proveniente de los biturbos de hachís holandés.

Y ese pulpo, que acierta nada más y nada menos que con un 50% de probabilidad… Nosotros podríamos utilizar algo más patrio, a Falete por ejemplo. Le ponemos delante de dos WC con sus correspondientes banderas y dependiendo de donde haga sus necesidades, ese es el resultado. Además, que se pueden predecir hasta goleadas o partidos en los que cuesta mucho marcar. La cosa va de animales videntes que utilizan la satisfacción de sus más primitivas necesidades en presencia de banderas, para sus predicciones.

¡Campeones del mundo!, y por favor, no hace falta que importéis las vuvuzelas.