Revista Psicología

¡¡Por fin Viernes!!

Por Yolanda Pérez @psicolunablog

¡Por fin viernes!

Cuando empezamos a estar desmotivados, solo pensamos en cuándo terminará el día de hoy

Cuando empezamos a estar desmotivados, solo pensamos en cuándo terminará el día de hoy

Hoy no he podido evitar acordarme de una compañera que hace unas semanas me contaba que últimamente “sobrevivía” en el trabajo. Cuando me lo dijo, me relató esa sensación que tenemos cuando, más que ganas de terminar las tareas de hoy, lo que queremos es que llegue el fin de semana, ese puente para el que queda un mes, las vacaciones que hemos pedido en Semana Santa… ¡ y todo parece muy muy lejos!

Algo parecido capté  también hace poco, cuando en el marco de una sesión formativa para trabajadores, alguien me preguntaba sobre estrategias para evitar esa sensación de cansancio, saturación y agotamiento psicológico que a veces nos genera el trabajo.

Por alguna razón, esta mañana he unido sin querer los dos recuerdos al  darme cuenta de que el fin de semana está aquí ofreciendo a muchas personas que trabajan, la oportunidad de disfrutar de dos días de descanso.

Muchos hemos oído hablar del “burn-out” o  síndrome del quemado, que describe de forma detallada, los principales signos y síntomas que experimenta una persona que parece haber llegado a un agotamiento extremos en su puesto de trabajo. Esta situación, es una patología importante, que causa muchos desajustes a todos los niveles tanto a la persona que la sufre, como a su entorno (familia, amigos y empresa en la que trabaja).

Es un cuadro especialmente sufrido por profesionales con una gran exposición al trato con otras personas en su tarea diaria y sobre todo aparece por aquellas personas cuya principal herramienta de trabajo son ellas mismas: profesores,  abogados/as, psicólogos/as,  recepcionistas y personas que atienden servicios de reclamación, etc.

Me parece muy importante destacar que cuando nuestro desempeño está condicionado más por habilidades personales (comunicación, empatía, resolución de conflictos, conocimiento y formación) que por métodos técnicos, no se puede olvidar que nosotros somos nuestra principal  herramienta de trabajo.

¿Os imagináis que un transportista que realiza envíos de una ciudad a otra con su camión, no tenga siempre a punto su vehículo para evitar sorpresas desagradables? ¡Nos parecería una temeridad! A todos nos parece normal que intente realizar todas las inspecciones pertinentes y cuidar al máximo el mantenimiento de su camión para que le dure lo máximo posible.

¿Por qué las personas que estamos al servicio de otros no hacemos lo propio con nosotros?

Supongo que sobre este punto,  habría mucho de lo que hablar. En cualquier caso,  me parece que no está de más recoger algunas estrategias de “higiene mental” que nos ayudarán a realizar nuestra tarea de una forma mucho más saludable y alargarán nuestra vida profesional  manteniéndonos motivados, resolutivos y eficientes y sobre todo flexibles a los cambios.

De las seis estrategias que os plantearé, hoy os voy a hablar de tres:

  1. El trabajo no lo es todo:

Sí,  es cierto, ¡créetelo! Existe vida más allá de tu trabajo.   Pero es algo que hay que crear y mantener, ya que si no le dedicamos tiempo, acaba esfumándose: vida social, vida familiar, ocio y tiempo libre, etc.

Una actividad placentera  que nos ofrezca un círculo de relaciones, facilita la liberación del estrés y el desgaste laboral ya que normalmente en estos espacios nos reímos, hablamos de nuestras preocupaciones y agobios sin miedo a ser prejuzgados. En estos espacios tenemos la posibilidad de aprender cómo se enfrentan a sus preocupaciones otras personas y esto nos puede dar pautas de otras habilidades de resolución.  

2. No hacer una montaña de un grano de arena

Directamente relacionado con lo anterior estaría la capacidad de  aprender a relativizar algunas de las tareas que realizamos o modificar nuestra “percepción o pensamiento” sobre aspectos concretos de nuestro desempeño laboral (si me equivoco no me lo perdonarán, qué pensarán de mi hoy que no he sabido hacer esta tarea, hoy no tengo ganas de trabajar y eso es imperdonable, etc).

La reestructuración o análisis crítico de las ideas preconcebidas que tenemos en relación al trabajo, puede resultarnos muy útil para rebajar el nivel de malestar.

3. Atender a las señales: Mirar el semáforo      

EL cuerpo y la mente tienen su manera de trasmitirnos señales de alerta  para llamar nuestra atención.

EL cuerpo y la mente tienen su manera de trasmitirnos señales de alerta para llamar nuestra atención.

Si todo funciona correctamente, nuestro cuerpo y nuestra mente, tienen formas de comunicarnos

si todo va bien y fluye (me cuesta levantarme lo normal, me concentro con facilidad, realizo las tareas sin dificultad),

si existe algo que requiera  que rebajemos el ritmo y prestemos más atención (dolores de cabeza, dolores de estómago, nerviosismo, etc)

o sí por alguna razón hay que detener la marcha y esperar (llanto, depresión, agotamiento extremo, etc).

Prestar atención a estas señales, nos va a permitir ajustar el ritmo y acelerar y reducir la velocidad cuando sea necesario sin generar accidentes.

Yolanda P. Luna


Archivado en: Formación para el empleo, Procesos Psicológicos, Psicología en el día a día Tagged: burn out, fatiga laboral
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