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Hay personas que mienten más que hablan. Lo llevan en la sangre. Lo trastocan todo. Vilipendian sin la más mínima desfachatez. Hablan cuando no tienen que hablar y dicen que hay que hacer lo que ellos mismos no hacen. Se esconden cuando hay que pelear y lloriquean acurrucados para después ponerse la medalla de los logros, o bien puestos, criticar a los perdedores. Hay personas que denigran la sociedad y visten de Prada o Galiano, o trajes de Emilio Tucci, que algunos admiran. Y terminan en el Congreso o en el Senado. Y terminan en el Gobierno o algún partido político chupa dinero público. O en alguna "súperempresa" asociada. Y son aforados porque no tienen huevos de afrontar sus fechorías. Alguna "pava" dijo que no era justo que por robar dinero público se fuera a la cárcel, que eso no era un delito. Menos mal que fue a la cárcel. Hay familias y Familias, desde la más casposa hasta la más fina, y hay "familias pez", las que forman esos psicópatas del poder, cobardes a las revueltas, pero valientes tras los policías, jueces y secuaces puesto a dedo para ocultar todas sus "impúdicas vergüenzas". Por la boca muere el pez... y aún así, hay personas que creen que es un milagro que un pez hable.