Tal y como me ha pasado con muchas
ciudades, yo ya había ido a Praga sin haber ido nunca. Kafka tuvo la culpa. Y
aunque en sus ficciones, hasta donde sé, nunca la nombra, es indudable que fue
Praga el sitio que el bueno de Franz tomó como referencia para que se
desarrollen sus historias. Así que allí me fui, esta vez físicamente. No podía
irme de Europa sin conocerla. Menos aun estando a 4 horas de Múnich, ciudad en
la que hasta hace muy poco vivía.
¿Qué
decir de Praga que no se haya dicho ya? Sí, es fascinante perderse a la sombra
de ese laberinto de torres y agujas; y caminar al borde de ese ancho Moldava; y
tomarse una buena cerveza checa. Pero también aturde la gran cantidad de
turistas que hay en esta maravillosa ciudad, y eso que cuando fui era temporada
baja. Aunque felizmente todos se concentran en el mismo sitio por lo que si
caminas un poco estarás muy lejos de todos ellos. También aturden los muchos
jóvenes que viajan para emborracharse y pasar el fin de semana haciendo el
mayor escándalo posible. Pero en fin, es algo casi inevitable.
Recorrí
la ciudad dividiéndola en cuatro zonas para que se hicieran más fácil la visita
y la narración. Aquí te daré unas recomendaciones de qué sitios conocer en
Praga y espero que sean de tu gusto.
1. LA CIUDAD VIEJA
Cuando llegué a la estación
de buses de Praga me fui caminando a mi hotel que se ubicaba al final del
famoso PUENTE CARLOS (ver información abajo), lo que me llevó más o menos 25
minutos. Así que prácticamente me recorrí parte de la CIUDAD VIEJA o STARÉ
MESTO con la maleta. Dejé la carga en el hotel y desde allí empecé la caminata.
Por lo que debes tomar como referencia el puente.
A
esas horas de la tarde (15:00) el Puente no enamora. Para nada. Más parece una
avenida de una gran ciudad en donde se compra y vende de todo. Y lo que más
abunda (junto con los turistas) son los músicos callejeros y los dibujantes que
te hacen trabajos al paso. Todos los caminantes estaban preocupados en ver todo
eso, como si no los pudieses ver en otro lugar del mundo. Casi nadie miraba el
río, ni los bellos monumentos que adornan el puente, ni el puntiagudo perfil de
la ciudad. Por lo que yo salía temprano para ver el puente sin gente y tomar
las fotos que están aquí.
En
fin. El hecho es que hay que pasar por ese purgatorio para llegar hasta la
calle KARLOVA (todo tiendas y tiendas y tiendas) hasta la plaza principal.
Allí, si te olvidas de todos los negocios y los endemoniados segway que están a punto de atropellarte siemre (¡qué invento tan horrible!), y los miles de turistas, que como tú y
como yo buscan también la experiencia, te podrás concentrar en la belleza
excelsa de todos los edificios que hay alrededor. De cajón te llamará la
atención el RELOJ ASTRONÓMICO al que puedes subir previo pago para tener una
gran vista de la plaza y mirar abajo las bocazas abiertas de todos los turistas
que esperan la hora en que el mecanismo se ponga a andar y haga su espectáculo.
En el centro de la plaza está el monumento a JAN HUS (recordé en ese momento
cuánto me emocionó leer la historia de este personaje en la enciclopedia histórica
de Carl Grinberg que tengo en mi casa de Perú), y más atrás la Iglesia de
Nuestra Señora del Týn y sus puntas que le dan ese toque de misterio tan
indescriptible. O seré yo el que lo asocia a esa idea pues en mi la portada del
fantástico (por bueno y por género) libro “La noche de Wulpurga” de Meyrink(escritor tan asociado a Praga también, como veremos), el cual leí en España,
se veía la silueta de esta iglesia en sombras, como algo amenazante.
Por
la calle CELETNÁ, que parte de la misma plaza, y es también bulliciosa y
comercial, se puede llegar hasta LA TORRE DE LA POLVORA, que en otros tiempos
fue una de las entradas de la ciudad. Lo que ves ahora es el resultado de una
renovación que se le hizo en la segunda mitad del XIX. Aun así no deja de ser
impresionante.
Aquí
hago una pausa pues recuerdo que vi a un tipo y una mujer de aspecto
sospechoso. Dicho y hecho, eran ladrones, pues me di cuenta que estaban a punto
de robarle a una japonesa que tomaba fotos distraídamente. Menos mal la chica
se dio cuenta. Por lo que hay estar atento siempre en los sitios donde hay
mucha gente. Además he leído que a veces los taxistas en Praga te pueden
estafar, y otro tanto pasa con los cambistas por lo que es mejor cambiar en
lugares oficiales. Ya te daré más consejos abajo.
En
el camino visité muchos otros lugares que tenían que ver con la vida de Kafka
en Praga, pero sobre ellos ahora no escribo nada puesto que haré una entrada
especial sobre la ruta que sigue los pasos del escritor por su ciudad.
Mientras
tanto, cuando pasas LA TORRE DE LA POLVORA, si volteas a la derecha encontrarás
NA PRIKOPÈ, una calle comercial pero donde se ven menos turistas. Por allí bajé
y doblé por la calle PANSKÀ en donde se encuentra el MUSEO ALFONSO MUCHA. La
verdad es que quería conocerlo pues cuando estudié turismo la profesora de arte
nos enseñó cosas sobre este artista. El museo vale justamente su pequeña
colección. Aunque se hubiese esperado más por el precio que cobran: la
museografía es muy antigua, sin interactividad, y lo único moderno que tienen
es una película que proyectan en un salón, al fondo. De todos modos conocer más
sobre un artista siempre es bueno. Allí puedes comprar una entrada al ALUCINANTE
(sí, con mayúsculas) MUSEO FRANZK KAFKA a mitad de precio, así que aprovecha.
Desde
el MUCHA se puede llegar en pocos minutos a la famosa PLAZA WENCESLAO, tan
histórica, tan rebelde, tan dramática. Es amplia, muy larga, llena de edificios
muy bonitos. Y al fondo está el MUSEO NACIONAL cubierta de fierros y maderos
pues la están refaccionando. Desde la
WENCESLAO sale una calle que se llama STEPANSKÀ por donde fui y encontré la
galería comercial LUCERNA por el cual entré y me hizo recordar a alguna galería
parasina. De hecho Praga también tiene muchas galerías y son realmente lindos. El
Lucerna está lleno de cafés y hasta hay
un teatro pero lo más llamativo es la estatua ecuestre de San Wenceslao, obra
del controvertido de escultor checo David Cerny (vi más esculturas de él en la
ciudad). ¿Y por qué es llamativo? Pues porque Wenceslao monta el caballo pero
al revés.
Volví
a STEPANSKÁ y por allí fui sin desvío hasta JECNÁ por donde doblé a la derecha,
hasta el río (15 minutos más o menos) pues en ese lugar se encuentra otra de
esas construcciones que hacen a Praga una ciudad super moderna, pese a que
parece congelada en el tiempo: LA CASA DANZANTE, en cuyo diseño participó Frank
Gehry. La verdad es que el edificio es increíble pero desentona entre tanta
joya art noveau por lo que su construcción fue muy polémica. Como sea, aún está
allí y nos llama mucho la atención.
Caía
la noche y era hora de buscar qué cenar. Fui a un restaurante muy bueno y me di
un homenaje (ver datos abajo). ¡Estaba hambriento! Luego regresé al hotel a
dormir como un condenado. Había sido un día intenso. Vuelvo luego contándoles
sobre otra parte de la ciudad.
Pablo
DATOS ÚTILES.
Desde Múnich a Praga se
puede llegar en bus. 4 horas y 30 minutos de viaje. Empresa FLEXIBUS. El pasaje
varía. Yo me fui un viernes por la mañana por 39 euros y regresé un domingo por
la noche por casi 20 euros.
Hospedaje en Praga: me quedé
en el hotel THE CHARLES. Es uno de cuatro estrellas. Lo encontré en una buena
oferta (48 euros la noche) por ser temporada baja. Está cerquísima del Puente Carlos.
Muy buena atención, y el buffet (incluido) estuvo fenomenal. Yo tomaba un buen
desayuno allí y no me daba hambre hasta la noche.
La cena lo hacía (y es que
volví a la noche siguiente) en un restaurante llamado REPRE (Nekazanka 4, cerca
de la calle NA PRIKOPÉ). Se ubica en un sótano. La comida estuvo buenísima y la
atención fue una maravilla. En realidad los checos cuando dan servicios son muy
amables y amigables. Pero en este restaurante me atendieron más que bien. Una chica
rubia muy sonriente y que hablaba muy buen inglés me atendió las dos noches y
me recomendó unos platos buenísimos. Me encantaron los Medallones de cerdo con
patatas y cerveza Pilsner. Ah, el Strudell checo estuvo 10 puntos.
Como dije es mejor cambiar
euros por coronas en una casa de cambio. Lo hice en una que estaba en la calle
CELETNÁ 3. Quizás el cambio o fue un poquito menor pero al menos había
seguridad. Me dieron un ticket en donde tuve que firmar, y también la persona
que cambiaba el dinero firmó. Eso sí, no sé por qué pero recomiendan siempre
que cuentes el dinero que te dan antes de que des tus euros pues una vez dados
no te los devuelven por si hay algún reclamo. Yo cambié 100 euros y me sirvió
para estar tranquilo los dos días y medio que estuve allí. Hasta me sobró un
poco. Recordar que no pagué desayuno pues lo tenía incluido en el hotel que ya
había pagado y que solo cenaba y compraba agua y pagaba las entradas a los
museos.
Al Reloj astronómico puedes
subir pagando 60 coronas. Atienden todos los días pero no los lunes, y de 9:00
a 18:00. Es sobre todo para tener una vista de la plaza, pues si entras al KLEMENTINUM (escribiré en
otra entrada sobre este lugar) tienes también una buena vista de Praga, aunque
no de la plaza.