Revista En Femenino

Por mi gran culpa (por Arantxa)

Publicado el 03 abril 2010 por Imperfectas
Por mi gran culpa (por Arantxa)No soy una cinéfila. Ni lo pretendo. Es un aviso para los que adoréis el cine en V.O y no os perdáis ni un estreno de los que la crítica recomienda (no las masas, los críticos). Pero lo cierto es que escribo este post tras haber visto una película que me ha conmovido profundamente. “Siete Almas” (Seven Pounds, en inglés, lo que podría traducirse como Siete Pesos).
La he visto en el salón, debajo de la mantita, en casa. Y aquí en España la estrenaron hace un año. No soy una gran amante del cine, ya os ha debido de quedar claro.
Si escribo este post es porque la película me ha dejado inquieta. Es una dolorosa reflexión sobre el sentimiento de culpa y la necesidad de expiarlo. Y sobre el precio de esa expiación.
Ben, el protagonista, un correcto Will Smith (hay vida más allá del Príncipe de Bel Air) está profundamente deprimido. Por su culpa, por su gran culpa, que reza una oración católica. Me ha descolocado su tortuoso camino para lavar su error: el precio que paga es tan elevado…, el más alto posible. Ben yerra si cree que redime el mal causado con todo ese sacrificio. Cometió un error grave, y por eso se siente obligado a enmendarlo. Sesgó siete vidas, por una terrible imprudencia, y está convencido de que debe dar vida a otras siete personas.
Sin ponernos en situaciones tan extremas, creo que si cada uno de nosotros debiéramos redimir todo el daño que hacemos no podríamos caminar. O al menos no sin muletas. Me considero una buena persona y ayer mismo me mostré terriblemente insolente con la telefonista del servicio de asistencia técnica de la caldera. Llevamos dos días con la calefacción a medio gas, en lo más crudo de este frío enero. Menos mal que los radiadores eléctricos se están portando. "Oiga, mi hija mayor tiene amigdalitis porque ha cogido frío", le he chillado.
En cuanto he colgado he sabido que le había hablado como una perfecta estúpida y no me he sentido orgullosa. Más bien culpable. Pero aunque hubiera vuelto a marcar el número es probable que me hubiera atendido otra operadora. Así que lo he dejado correr (¿mal hecho?).
Simplemente, de lo que se trata es de ir por la vida cada día tratando de ser mejor persona, y eso es tan fácil (o no) como no pisar al de al lado. Pero sin que se nos vaya la vida en ello (bueno, os he desvelado el desenlace, pero ya se lo puede imaginar cualquiera tras la primera escena de la peli). Por otro lado, es obvio que muchas veces ni caes en la cuenta de que has herido a alguien. Si así fuese, el sentimiento de la culpa no te dejaría vivir.
Evidentemente la probabilidad de que provoques un accidente de tráfico como le ocurre al protagonista es baja, pero a lo largo de toda tu vida habrás hecho mucho daño y la culpa te habrá atenazado en decenas y decenas de ocasiones. Empezando por un compañero de clase, ese otro del trabajo. En casa, a tus hermanos, a tus padres, incluso a veces a tus hijos, aunque esto suene terrible. Sin quererlo, y en ocasiones a propósito. Por despecho, por rabia, por tener un mal día, por impotencia. Porque te duele todo y no puedes ni aguantarte a ti misma.
Sentirse culpable demuestra que tienes conciencia. Sí, esa vocecita dentro de tu cabeza que te dice cuando nos has sido buena chica, y que es una magnífica aliada en muchas situaciones cotidianas. Pero otra cosa es castigarse por ello. Y flagelarse por los errores cometidos es una empresa inútil, estéril y absurda. De todas formas, hago propósito de enmienda. A la próxima operadora la trataré con sumo cuidado, lo prometo.

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revista