Título completo: Por no mencionar al perro
Autora: Connie Willis
Título original: To say nothing about the dog
Idioma original: Inglés
Año: 1997
Editorial: Ediciones B, 2007
Traducción: Rafael Marín Trechera
Género: Novela. Ciencia Ficción
Por no mencionar al perro es una novela de viajes en el tiempo en la que Connie Willis mezcla con maestría ciencia ficción y comedia, aderezándolas con unas dosis de misterio y horrores estéticos victorianos.
Por no mencionar... los historiadores de Oxford
Por no mencionar al perro es la tercera historia, y segunda novela, que Connie Willis dedicó a los historiadores de la universidad de Oxford. Una serie de narraciones autoconclusivas que se inició con el relato Fire Watch, continuó con El día del juicio final y tiene como última entrega la excelente dupla El apagón /Cese de alerta. Aunque la autora comentaba en su web, en septiembre de 2021, que estaba trabajando en una cuarta novela.
Con esta serie ha cosechado alguno de sus mayores éxitos. Triplete de Hugo, Nebula y Locus con El día del juicio final y El apagón /Cese de alerta; Hugo, Nebula y nominación al Locus con Fire Watch. Por no mencionar al perro estaría nominado al Nebula y ganaría Locus y Hugo. Dentro del conjunto, puede considerarse una rareza, pues es una comedia pura. El resto de entregas optan por la seriedad, aunque puedan incluir un golpes puntuales de humor. A veces estos se producen por los encuentros de los historiadores con gatos, ya que en el futuro creado por Willis llevan unos cuarenta años extintos, en lugar de ser los amos del mundo.
Y no había dinero que sacar de las multinacionales, que perdieron el interés en los viajes en el tiempo cuando, hace cuarenta años, descubrieron que no podían violar y saquear el pasado.
La novela nos narra las desventuras de Ned Henry, un historiador experto en la Segunda Guerra Mundial encargado de buscar "El tocón del pájaro del obispo", una monstruosidad victoriana que la benefactora de la Universidad necesita copiar para que su reconstrucción de la catedral de Coventry sea perfecta. También sufre vértigo transtemporal, lo que le provoca, entre otras cosas, problemas para distinguir los sonidos, y le incapacita para continuar su trabajo, aunque Lady Schrapnell sea incapaz de entenderlo. Sus superiores lo envían a 1888 con la doble misión de descansar y realizar una misión supuestamente sencilla... que no ha podido entender por culpa del vértigo. Como podéis imaginar, tanto Ned como Verity, otra historiadora, se verán sumergidos en un embrollo que puede repercutir en varias líneas temporales y se complica con cada intento de solventarlo.
Screwball Cifi
Si estáis familiarizados con Willis y su obra, sabréis que es una apasionada de la screwball comedy. Esta vertiente de la comedia clásica norteamericana se caracterizaba por su concatenación de gags inolvidables, secundarios estrambóticos y un aura de desmadre general impregnado la historia. A veces también lograban colar una leve crítica social, pese a la censura de la época. Así, tanto La fiera de mi niña como Al servicio de las damas satirizan a la burguesía más frívola y egoísta, especialmente la segunda, y en Luna Nueva nos encontramos con una crítica al sensacionalismo periodístico todavía válida hoy en día. Además, la trama romántica de turno rehuía los tópicos y, entre sus protagonistas femeninas, destacaron actrices de carácter como Katherine Hepburn, Rossalind Russel o Carole Lombard.
La influencia de estas películas es papable en Por no mencionar al perro. Ahora bien, Willis no la manifiesta mediante guiños y homenajes que solo captarían los iniciados. Su mayor virtud es que toma mecanismos narrativos y arquetipos del género para crear una obra con personalidad propia.
Reconocer las influencias solo añade un extra al disfrute. De hecho, solo identifiqué la novela como una screwball comedy en clave de ciencia ficción en una segunda lectura, pese a que soy amante del género. Eso sí, desde ese momento solo puedo imaginarme a Verity como a una doble de Katherine Hepburn. Por lo demás, Willis maneja a la perfección ese humor un poco loco, crea unos personajes tan estrambóticos como entrañables y algunos momentos inolvidables. Uno de mis favoritos es la sesión de espiritismo a la que acuden los protagonistas. Además de resultarme hilarante, es pura y brillante screwball comedy que, sin embargo, no intenta imitar ningún gag emblemático de estas películas.
Por no mencionar a las autoras de novela policiaca
Además de ser una excelente comedia de ciencia ficción, Por no mencionar al perro es un sentido homenaje a las autora de novela de detectives clásicas, como Agatha Christie o Dorothy Sayers, de las que la propia Willis es fan reconocida.
La autora aprovecha inteligentemente el personaje de Verity, para introducir este homenaje de forma natural en la trama, pues se aficionó a estas novelas, escritas hacía ya más de un siglo, por su labor como historiadora especialista en los años treinta. Así, anima a Ned a intentar resolver los misterios del desplazamiento temporal y qué pudo suceder con El tocón del pájaro del obispo usando las células grises al estilo Poirot. También serán frecuentes las menciones a la relación entre Lord Peter y Harriet Vane, pareja protagonista de las novelas de Dorothy Sayers.
No obstante, el mejor homenaje que reciben estas escritoras y su talento no es explícito. El tramo final de Por no mencionar al perro se articula como una novela de misterio y los personajes descubrirán por fin, entre otras cosas, qué sucede con el continuo espacio temporal. Todo ensamblado con pulcritud y maestría por Willis, sin que nada desentone dentro del conjunto.
Unas breves conclusiones
Quizá sea redundante decirlo tras lo comentado a lo largo de la reseña, pero Por no mencionar al perro es una novela que me encanta. Disfruté de ella enormemente en la primera lectura y en cada revisión me sigue enamorando y encuentro en ella nuevos detalles brillantes. Aunque, sobre todo, cada vez admiro más la capacidad de Willis para ensamblar todas las influencias e ideas en un conjunto sólido, impecablemente hilvanado e hilarante.
Precisamente por su condición de comedia, es una de esa novelas que me gusta releer durante periodos de bloqueo lector o bajona. Siempre me hace reír y recordar que, pese a lo que algunos afirman, se puede hacer humor sin ofender
Solo hay un problema: está más descatalogada que un mapa de carreteras de los años ochenta. Como casi toda la obra de Connie Willis en español. Básicamente hoy en día están disponibles El apagón /Cese de Alerta y la reedición en tapa dura (además de en digital) de El día del juicio final, quizá no el mejor formato para atraer nuevos lectores. De hecho, mi ejemplar en bolsillo de la novela se cruzó conmigo por casualidad en un puesto de la Semana Negra especializado en material descatalogado. Me llamó la atención la catedral en llamas de la portada y se vino a casa conmigo.
En inglés y en digital, sin embargo, si podéis encontrar sus grandes obras y, en muchos casos, en ediciones muy económicas. Si leéis en este idioma, podéis darle una oportunidad. Para leer esta reseña me he leído la novela en versión original por primera vez y la he disfrutado tanto como siempre.
Era indestructible. El techo desplomándose encima no habría soltado una lasca a sus querubines.
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Imagen Buldog Inglés, vía Pixabay
Foto gata, Pixabay
Fotograma Historias de Philadelphia, vía Wallpaper Access