Revista Religión
Por primera vez los venezolanos celebran la fiesta de la Divina Pastora en Sevilla.
Por Soy_pastorenoAyer 14 de enero, tenía lugar en Sevilla la celebración de la Divina Pastora, patrona del Estado de Lara (Venezuela), la reproducción escultórica de dicho icono venezolano, se venera en la Parroquia de la Divina Pastora, Convento de capuchinos y cuna de la devoción pastoreña, desde el 2006 en que fue entregada en este lugar emblemático, por el Obispo de Barquisimeto.
El mismo lugar en que el venerable Padre Isidoro de Sevilla tuvo la celestial inspiración de venerar a la Virgen como Pastora de nuestras almas, acogía tan importante celebración para la colonia venezolana, no obstante, es la Divina Pastora una de las grandes devociones de aquel país, y su procesión que se celebra también hoy, trasladando su Imagen coronada desde el Santuario de Santa Rosa hasta la capital, es considerada una de las manifestaciones religiosas más importantes de todo el Mundo.
La celebración contó con la participación de numerosos venezolanos residentes en Sevilla y también de muchos sevillanos devotos de la Divina Pastora e incluso cantillaneros desplazados expresamente a Capuchinos para esta celebración, demostrando una vez como se responde Cantillana cuando se trata de la Pastora.
Muy sencilla pero emotiva ha resultado la Eucaristía y la procesión por el compás del convento, de la réplica de la Pastora venezolana que fue aclamada con numerosos vivas, al igual que vivas a Sevilla y a Venezuela. Se le ofrecieron ovejas, se soltaron palomas y se echaron a volar globos con peticiones a la Virgen, formas de manifestar la Fe diferentes a nuestra cultura. Los pastoreños venezolanos hicieron una ofrenda floral ante la venerada Imagen de la Pastora coronada de Capuchinos que provisionalmente está presidiendo su iglesia. Sin duda un día histórico en el que se han unido de una forma cercana, sencilla y emotiva dos lugares donde la devoción pastoreña alcanza su cenit: Sevilla, cuna de la devoción y Barquisimeto, la prueba más elocuente de su universalidad y grandiosidad.
¡VIVA LA DIVINA PASTORA!