Todos quisieramos utilizar ese maravilloso talento que tenemos, que debemos seguir puliendo, cuan diamante en bruto, como lo es escribir. En mi caso escribir es una pasión, escribo desde que aprendí a escribir. Comenzando con escribir pequeños cuentos. Relatos sobre animales que ni por cerca había vivido. Después cuentos de personas, lejos de mi realidad.
Pero a veces vivimos ciertas cosas, que nos agotan, nos dejan sin respiro y lo único que queremos es llegar a casa y dormir plácidamente. Oh y a veces nos lamentamos de no tener energías y escribir todos esos sentimientos, que el día de mañana se nos escapan, para plasmarlos en una hoja aunque sea a mano. Cuando estés frente a un paisaje, toma una hoja en blanco, inspiradora para escribir. Y escribe cosas bellas, es lo que sucede cuando estás frente a un bello lugar, solo pensamientos bellos puedes tener.
Cuando las releas volverás a sentirte allí, justo donde estabas cuando escribiste. Cuando sacas esos cuadernos donde escribías en tu niñez o juventud, son un tesoro para tí. Ves como pensabas en tu inmadura mocedad. Y habían cosas en que eras maduro de verdad. Tus sentimientos eran más transparentes, es decir, que tenías menos temores al expresar, al escribir, ni siquiera te daba vergüenza como ahora, por que huyes de tus sentimientos, ahora dices: No debo expresar esto porque, ¿Qué podré decir mas adelante sobre esto?
Pero igual no te des por vencido, sigue escribiendo, aunque quizás no lo publiques, los escritos más valiosos son tuyos. Esos son tus pensamientos más intimos, son cartas dirigidas a ti mismo, que nadie puede entender, salvo tu. En una de esas… cuando te sientas preparado y sin temor a ser juzgado, las compartirás. Pero no te rindas, alguien valorará lo que escribas. Porque todos tenemos mucho que aportar.