Durante mucho tiempo mis hijos me pidieron una mascota. Después de años de investigación, debates y discusiones, llegó una gatita a nuestra familia y confieso que fue la mejor decisión que tomamos
En casa somos muchos y sumar a los chicos el cuidado de una mascota siempre me pareció que iba a ser una complicación más en el día a día. ¿Hacía falta? Pensando en todos los aspectos que implicaba, al final accedimos. Ahora tenemos una gatita en nuestra familia y les digo que fue la mejor decisión que pudimos haber tomado.
Ella llegó un miércoles, justo el día del cumple del tercero de mis hijos. Al mediodía salimos con los chicos a almorzar para contarles que a la noche, después del festejo en el pelotero, venía la gatita y que necesitaba un nombre. Cada uno propuso el suyo y votamos. Mejor dicho, buscamos el consenso, porque había que encontrar un nombre sin que ninguno se sintiera mal.
Y llegó Amanda, una gata de lo más dulce y chiquita que desde el primer día se sintió parte de nuestra familia.
Pensé que las desventajas iban a ser más que las ventajas, pero me equivoqué. Veo cómo mis hijos, cada uno a su manera, se relacionan con la más pequeña de la familia y cómo va ella reconociendo las personalidades, los espacios y las necesidades de todos nosotros.