Revista Recetas

¿Por qué comemos de más en las fiestas de fin de año?

Por Facildedigerir @facildedigerir

Texto original escrito por Ana.  Sígueme en Twitter.

¿Por qué comemos de más en las fiestas de fin de año?

Por todos es sabido que durante esta época de fin de año la gente tiende a dejar a un lado la alimentación saludable y el ejercicio y se permite satisfacer sus antojos y gustos, tanto en comida, como en bebida, compras, desvelos, viajes…

 

En México incluso se le denomina “Maratón Guadalupe-Reyes” a la serie de festividades que van del 12 de diciembre al 6 de enero y que muchos prolongan hasta el 2 de febrero, día de la Candelaria, donde realmente se vive una carrera de alto rendimiento para el sistema digestivo.

 

La comida tradicional y el ambiente de pachanga que se vive en estos días, ciertamente generan placer a corto plazo, pero si nos pasamos de la raya las consecuencias a mediana y largo plazo, para muchos, son más bien negativas: sobrepeso (se calcula que en promedio se aumenta de 2 a 5 kg en esta época), molestias digestivas, cruda física y moral, deudas…Y entonces en enero viene el remordimiento de conciencia, el estado de cuenta de la tarjeta, la báscula…

 

Si es igual cada año, ¿por qué lo seguimos haciendo?

¿Por qué lo hacemos?

Es interesante cómo el ser humano repite conductas a sabiendas de que sus consecuencias no le favorecen.  Cada quien tiene razones por las cuales come y bebe demás en estas fecha, pero de acuerdo a mi experiencia y a un sondeo que hice ayer en redes sociales, estas son las razones más comunes.

 

Mayor disponibilidad

Aumenta el número de reuniones, convivios, fiestas y con ello existe más oportunidad de comer y beber.  En las oficinas y en las casas se regalan chocolates, galletas, arcones con comida.  Estamos rodeados de ella y como muchos dicen “hay más tentaciones”.

 

La masa te arrastra: “Todos lo hacen”

Como seres gregarios, los humanos tendemos a imitar las conductas de nuestro grupo social.  Existen estudios en los que se observa que al comer en grupo, los individuos tienden a homogeneizar la velocidad en la que comen y la cantidad de comida y bebida que ingieren.  Incluso cuando una persona, individualmente, tienda a sentirse satisfecha con menos o incluso no acostumbre ingerir cierto tipo de comida, en el contexto grupal, modifica su patrón individual para adaptarse al de la mayoría.

 

La comida  y las fiestas están cargadas de emociones

Las comidas de fin de año contienen una fuerte carga emocional.

 

Primero, porque son una forma de demostrar cariño, por ejemplo, la mamá que pasa horas o días preparando platillos para darle el gusto a su familia.   Y por lo tanto, son difíciles de rechazar pues sentimos que si nos negamos comer algún guisado o si declinamos otro pedacito de pavo o de pasta, estamos rechazando a la persona o negándonos a recibir su afecto.

 

De aquí viene nuestra, muy arraigada, incapacidad para decir que no.  En nuestra cultura lo consideramos una grosería, una descortesía y peor aún si es con personas como los suegros, los jefes o algún otro elemento de autoridad o carga emocional importante.

 

Segundo, estas reuniones muchas veces son la única oportunidad en que ciertos miembros de la familia o amigos se reúnen en el año, lo cual carga el ambiente de emociones, a veces positivas, y otras negativas.  Y en ambos casos, una forma de canalizar esas emociones es usando  la comida.

 

Tercero, ciertos platillos nos recuerdan a personas o periodos de nuestra vida.  Por ejemplo, “el postre de la abuela” o el ponche de la niñez.   Esas ganas de volver a estar en contacto con aquella época que añoramos, sobre todo si tuvo un significado positivo, aumenta el deseo de ingerir el alimento en cuestión.

 

La comida como refugio

Para muchas personas fin de año es una época de tristeza, angustia o enojo.  Duelos no resueltos salen a la luz, el recuento del año, el paso del tiempo, la tensión de la reunión familiar, la preocupación económica…todo ello genera estrés, depresión, angustia y una forma de canalizar y resolver momentáneamente es comiendo.

 

Me llamó la atención que en las redes sociales me comentaron que la comida es un refugio cuando no quieres convivir con los otros, enfrentar ciertos temas, hablar durante la cena.

 

Por sentirnos “parte de”

Las tradiciones nos dan identidad, nos permiten sentirnos parte de una familia, un grupo social, una religión o una cultura.    Eso es importante y bonito.  Pero también es la excusa para abusar del consumo de las mismas.

 

Son vacaciones y me lo merezco

En general se percibe este periodo del año como un momento de relajación, de recompensación, de regalarse a uno mismo y a los demás.  Para muchos la mentalidad es: “Si ya me porté bien todo el año, ¿por qué no darme un gusto?”   Darse un gusto es saludable y recomendable, pero el problema es que este “gusto” se prolonga dos meses o más, afectando varias áreas de nuestra vida.

 

Muchos perciben su vida como un esfuerzo monótono, aburrido, lleno de preocupaciones….su vida cotidiana carece de fuentes de placer, de descanso, de alegría.  Por  lo que a final de año, al presentarse la oportunidad, se alocan y buscan compensar todo  esto, con un “me lo merezco”.

 

La comida como entretenimiento es clásica de esta época.  Es el comer por comer, ese “¿qué hago?” que se resuelve comiendo.

 

Porque son gratis o porque “hay que aprovechar”

Me dio risa al leerlo en twitter, pero es cierto.  Muchos comen de más cuando perciben que han obtenido un buen deal.  Es la “mentalidad buffet en la que se debe aprovechar esa abundancia de comida porque ya se pagó X cantidad.  Lo mismo pasa en las invitaciones a comer, como es gratis, pues es momento de aprovechar.

 

O como X platillo solo se consigue en esta época del año, pues debemos llenarnos hasta reventar, como si con eso mantuviéramos ese sabor por los siguientes 11 meses…

Disfrutar de las delicias de esta época, celebrar con los amigos y la familia es saludable, si se hace en conciencia, en conexión con uno mismo, de forma balanceada y placentera.

 

Si consideras que en estas fechas te sales de control y quieres romper ese ciclo,  te invito a preguntarte:

 ¿YO por qué como demasiado y me salgo de control en estas fechas? 

¿Es una conducta que me trae consecuencias positivas o negativas?

Y toma una decisión. 

 


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