La considerada mujer más fea del mundo es un ejemplo de oradora y escritora de motivación
He visto libros que incluso se atreven a enseñarte a destacar y a jugar al fútbol en cuatro semanas, y me pregunto:¿Y estos libros se venden? ¿Pueden existir personas tan inconscientes
para perder su dinero y su tiempo en estos libros?
La respuesta es: Sí. Y además de venderse son un éxito. En todos los ranking de ventas semanales de libros está este género de forma destacada. Hace poco en nuestra comunidad de escritores autoeditados me interesé por alguien que había escrito uno de estos libros de autoayuda. Editó un libro sobre como superar las relaciones de pareja, tema complejo donde los haya. Le pregunté sin acritud en que estaban basadas sus recomendaciones y métodos, si como psicólogo, profesional de la psicoterapia o algo similar y me respondió que basado en su experiencia tras la ruptura de su relación sentimental. Lo dicho, si un día me decido a comprar uno de estos libros, sin duda sería cualquiera de los tres escritos por la que consideran la mujer más fea del mundo.
No te pierdas este vídeo de verdadera superación
¿Por
qué compraría el libro de la mujer más fea del mundo?
Es
un ejemplo. Lo que me cuenta esta mujer me lo predica con el ejemplo.
Las dificultades por las que ha tenido que pasar esta mujer estoy
seguro que pocos las hubiéremos superado. Ella sí.
Humor.
Destila humor e ironía, siempre asociado a la inteligencia.
Dificultades
y frenos. Sus carencias las emplea como motores hostigadores para
planificar y conseguir sus metas.
Se
sabe reírse de sí misma. Siempre confío en las personas que se ríen de sí mismas, es un sinónimo de seguridad en sí y en sus posibilidades.
Marketing.
Ha conseguido accionar el botón correcto para conseguir notoriedad
para sus proyectos. Se ha convertido en un fenómeno viral. Si "googleas" un poco verás que apenas ahora, digo ahora, tiene detractores.
Como siempre te pido tu opinión y te dejo con una reflexión:
- ¿Por qué se les llama a estos libros de autoayuda? Si los que intentan ayudarnos son los propios escritores. ¿No sería un término más acertado "de ayuda"? Si yo sólo me auto-ayudo ¿para qué quiero el libro?
Hasta el próximo
Editorial del domingo. Artículo: Francisco Concepción