Revista Psicología
Hace ahora casi seis años que comencé este blog de Creer en Positivo.
Cuando le puse el nombre busqué las palabras que más se adecuaban a la intención que tenía para escribir en él. Como con todo, poco a poco las propias letras han ido tomando forma ellas solas y muchas veces yo solo soy una mera espectadora de las palabras que se plasman aquí.
Pensar en positivo es una acción voluntaria, racional y que depende de nosotros.
Sin embargo, las palabras “pensar en positivo” me parecían huecas y utilizadas en multitud de ocasiones, como un consejo o una letanía sin sentido.
Afirmaciones como: “Piensa en positivo” o “Deja tu mente en blanco” no me ayudaban a ser más positiva o a meditar. Al contrario… Me alejaban cada vez más del objetivo, puesto que no sabía cómo hacerlo. La orden “Piensa en positivo”, no me servía cuando estaba en mi mundo cerrado y opaco. Salir de él, era un deseo y una necesidad que todos tenemos. Querer estar bien psicológicamente es el inicio del camino, pero hay un largo trecho hacía la ansiada mente sana. Y es un camino que requiere voluntad y consciencia. Nada va a cambiar tu vida desde fuera. Somos cada uno de nosotros los responsables de esos cambios tan anhelados. Eso sí, muchas veces con ayuda y sobre todo aprendiendo las aptitudes, conocimientos y habilidades para ello.
Cuando de adolescente comencé a intentar meditar me decían: “Deja tu mente en blanco”. Así de sencillo… “Deja tu mente en blanco”… Nunca podía hacer eso que parecía tan fácil. Mi cabeza no paraba de pensar y de darle vueltas a ese deseo… “Tengo que dejar la mente en blanco”. Mi mente lejos de acatar la sencilla orden, caminaba aun más deprisa y sin control. Y encima la ansiedad de no conseguirlo era cada vez mayor… Creí entonces que no estaba hecha para meditar… por lo menos de esa manera… A pesar de todo seguí intentándolo… Hasta que un día me di cuenta… Había meditado muchas veces sin ser consciente de ello. Había perdido mi mente en el vacio del cielo o de un mar profundo, y en esos minutos había sido la persona más feliz del mundo. No necesitaba dejar mi mente en blanco para meditar. No necesitaba estar sentada en una posición determinada ni con un ambiente silencioso y oscuro… meditar no era aquello en que insistía con determinación… meditar no es algo fuera de nosotros, ni una imposición. Es algo connatural a nuestra mente. Y muchos de nosotros lo hacíamos a menudo siendo niños.
Volviendo al tema del blog, decidí escoger la palabra creer y no pensar, porque una creencia es más profunda que un pensamiento. Cuando una creencia se instala en nosotros desde dentro y no desde fuera se convierte en parte de nuestra vida. Gracias a la experiencia vamos formando nuestras creencias y vamos modificándolas con el paso de los años. No son estáticas aunque lo parezcan. Y por supuesto, no pertenecen al campo de la religión únicamente.
En 2008 comencé a escribir en Creer en Positivo, con las mismas ganas que aún tengo. Ha pasado el tiempo y las experiencias han llenado mi vida y la de muchos de nosotros.
Cree en positivo cada día y cada noche. Sé el motor del cambio, el inicio del camino… nunca es tarde para comenzar a cambiar o emprender un proyecto. Déjate mimar por las “casualidades” y sobre todo sonríe, canta, baila y sigue soñando.
¡Cree en positivo!