¿Por qué cuando llueve te da hambre? – Si sientes más hambre cuando se acerca el invierno, no eres el único. A pesar de que la mayoría de nosotros pasamos nuestros días en las oficinas y en los hogares con un clima controlado, nuestros apetitos parecen cambiar cuando los días se hacen más cortos. Algunos investigadores dicen que esto se debe a los impulsos primitivos, ya que estos nos instan a almacenar calorías para el invierno.
“Nos impulsan los patrones de comportamientos implantados en nuestro cerebro desde hace mucho, mucho tiempo”, dice Ira Ockene, cardiólogo de la Universidad de Massachusetts (Escuela de Medicina), que ha estado durante mucho tiempo interesada en cómo las variaciones estacionales influyen en nuestra salud.
La propia investigación de Ockene, ha documentado que la ingesta calórica tiende a aumentar a medida que el clima se vuelve más frío. Hecho que también lo avala un estudio realizado en la Universidad de Georgia en 1991.
Los investigadores siguieron de cerca la cantidad de comida que ingirieron las personas y la rapidez con que lo comieron de una estación a otra. Resulta que, los participantes del estudio consumieron unas 200 calorías más al día cuando comenzaron en el otoño, época en la que los días se hacen más oscuros.
Ockene dice: “Parece que ser muy sensibles a la luz, nos impulsa a buscar comida y a comer más rápido”; pero no todos los científicos están de acuerdo acerca de nuestros hábitos de búsqueda de comida en el invierno.
Otras razones de por qué nos da más hambre en invierno
“No estoy discutiendo la posibilidad de que la gente coma más en el invierno”, dice Marcia Pelchat del Monell Chemical Senses Center en Filadelfia. Pero afirma que no es producto de un instinto, como si de una “ardilla” se tratase.
Pelchat apuesta a otra explicación: Nuestros hábitos alimenticios durante el invierno, probablemente nazcan de oportunidades. Hay más banquetes de fiestas, mejores sobras, más que pasta en la cocina, y menos oportunidades de jugar y hacer ejercicio al aire libre.
A cada instante, al parecer, nuestro entorno nos impulsa a buscar qué hay para comer. Pues estamos tan libres que: buscamos algo para hacer, y ¿Qué mejor que comer?, ¿Cierto?
Las festividades a veces provocan fuertes asociaciones con determinados alimentos. Ya se trate de pastel o galletas de navidad favoritas u otros dulces, estas golosinas a menudo están vinculados a los buenos recuerdos. Y las asociaciones que tenemos aunados a los recuerdos vinculados a los alimentos, bien pudieran hacer que queramos aún más.
“Cuanto más fuerte es el enlace entre el alimento y la memoria de los amantes de la comida, más probabilidades hay de disfrutar de la comida.”, dice Pelchat, aclarando que muchas veces los antojos son sólo recuerdos repetidos.
No hace falta ser un científico para ver que este patrón de alimentación es una receta para el aumento de peso.
Por lo tanto, si se trata de la biología, las oportunidades o los buenos recuerdos; estos nos impulsa a comer más. Debe haber una manera de minimizar los kilitos de más que viene tras el invierno, ¿verdad?
Bueno, parte de ello puede depender de lo que se te antoje. “Pollo, un montón de pescado” es lo que acostumbra Hal Brewster. El estudiante de derecho de 28 años de edad, nos dice que no es un tipo de muchos carbohidratos. Va más por la proteína; porque tienden a satisfacer nuestro apetito.
“No hay duda parece ser más saciedad asociada con la proteína”, dice Janet Polivy , que estudia la psicología sobre el comer en la Universidad de Toronto en Mississauga.
Sugerencias para comer menos en invierno
Diversos estudios sugieren que no es bueno una dieta de todo o nada: Privarse de un alimento e incluso de la alimentación, puede ser contraproducente y conducir a comer en exceso.
Así que seguramente usted ha oído la respuesta antes: la moderación es la clave. Si se muere por comer carbohidratos, trate de añadir un poco de proteína.
“Yo en lugar de tener un gran plato de pasta, me sirvo una pequeña porción y y con ella una pechuga de pollo” dice Polivy.
Ya se trate de pasta, torta de coco o de aquellas galletas de navidad, Polivy dice que es mejor no privarse por completo de los alimentos que le gustan.