Revista Maternidad
Hace poco leí un post titulado, "No doy la teta, ¿y qué?"del blog "Me encontré con la cigüeña"que me llamo mucho la atención. Mi interés por el tema de las dificultades reproductivas y empatía por las mujeres que las sufren me ha llevado a estar en contacto con blogs que no están relacionados con la crianza con apego, y que de hecho tienen una forma de ver la crianza y otros temas muy diversas. Si bien no comparto muchas veces las opiniones que plasman en sus blogs, respeto su pensar y sentir. Esto me permite no estar cerrada únicamente a las opiniones que van a estar de acuerdo con las mías. Creo que es sano escuchar y leer otras formas de ver las cosas y sobre todo ejercitar el respeto y tolerancia a las diferencias.
Esto me permitió sorprenderme con la vivencia de la autora del blog mencionado, tras desistir, por diversas dificultades, de dar la teta. En muchos blogs sobre crianza con apego son enumeradas las dificultades con las que se encuentra una mujer que amamanta(leer por ejemplo el post "A las madres que amamantamos" del blog Criando con amor), sobre todo en forma prolongada, experiencia con la que me sentía identificada,pero hasta ahora nunca había escuchado el otro lado de la historia, la historia de las mujeres que por diversas razones alimentaron a sus hijos a mamadera y como se sintieron acusadas por no dar la teta.
Parece que demos la teta o el biberón, las mamás vamos a encontrarnos bombardeadas por innumerables criticas al respecto, ya sea para un lado o para el otro. Aparentemente hagamos lo que hagamos, lo hacemos mal! Y lo peor de todo: muchas veces somos las propias mujeres las peores juezas de nostras mismas. ¿Qué nos produce ver a una mamá con su pequeño, que todos creemos saber más de como debería alimentarlo y cuidarlo que su propia mamá? ¿Qué nos pasa como mujeres que no podemos respetar y cuidar el vínculo de otras mujeres con sus pequeños?¿Por qué todos nos empeñamos en violentar este vínculo tan sagrado?
La respuesta nos es única, pero el primer paso debería estar dado por cada uno, mirándonos para dentro, y descubriendo que acordes invisibles vibran en nuestro interior en estas situaciones...