Revista Deportes

¿Por qué dar propinas?

Publicado el 14 agosto 2017 por Braisly @BraisLY

¿Por qué dar propinas?“No sabemos lo que tenemos, hasta que lo perdemos” -Pero, la diferencia entre tener material y tener espiritual, es suficientemente grande como para desprendernos de casi todo.

Hola a todos, chicas y chicos de Mentalidad Fitness.

Como leéis: propinas.

Y sí. Os preguntaréis: ¿Qué tiene esto que ver con Mentalidad Fitness?

Bueno, Mentalidad Fitness es vuestro blog de Fitness, salud y desarrollo personal.

Este post va más encaminado -indudablemente- a la última.

Antes de entrar en materia…

Quería desearos, en mi nombre y en nombre del equipo, unas felices vacaciones. Tanto si habéis acabado las mismas (mes de julio) o, si las habéis empezado en agosto, esperamos que sean muy reponedoras y que vuelvan con las pilas cargadas. O, al menos, con ganas de cogerlas de nuevo. Eso es buena señal, siempre.

Vamos a ello, ¿No?

¿Qué es la propina? O, más bien, ¿Qué significa?

La propina tiene un diferente concepto según el país. Muchos podemos pensar que es algo obligatorio. Sin embargo, es también denominada como “servicio”. Cuando una factura dice: “servicio no incluido” quiere decir que, el servicio se paga en propina. Y, es opcional. Y cuando la factura lo incluye, estás aceptando dejar propina. En cualquier caso, puedes excluirlo voluntariamente en las facturas donde previamente está ya cargado. Es el típico ejemplo de UK.

Por tanto, la propina es el pago voluntario del servicio ofrecido por el establecimiento.

Más allá del concepto.

Las propinas tienen una naturaleza curiosa, en mi opinión.

¿Por qué darlas?

Muchos pensarán -como yo hice en su día:

Total, si esta gente que trabaja aquí ya están pagados.

Si yo estoy pagando ya en la cuenta xx,xx €.

Para qué; si ya es caro de por sí.

Si hombre; prefiero en gastármelo en algo para mí.

Y un sin fin de excusas. Creedme, yo las tuve. Y, al final, es para nada. Te gastas esos 1, 2, 3, 4, 5 euros en cualquier tontería.

No os echéis encima y digáis que con 5 euros vais a haceros ricos, año tras años. Nunca pasa. No va a pasar esta vez.

De todas formas, cada cual es libre de hacer con su dinero lo que quiera.

Volviendo al hilo principal de la propina, por qué darlas desde mi perspectiva, es simple: es su valor humano y emocional. Cierto es, que estamos hablando de dinero. Rápido viene, rápido va. Y, joder, es sólo dinero.

Lo que está implícito en esa pequeña cantidad adicional, que voluntariamente damos en los establecimientos,  es una manera de decir: “buen trabajo”. “Lo has hecho muy bien”. “Me ha gustado su servicio”. “Aprecio su [atención / dedicación / interés / amabilidad]”.

Esa propina motivará a los empleados a hacer mejor su trabajo. A mantenerse en un mejor humor y, en definitiva a ofrecer un mejor servicio para quien/es visitan el sitio en cuestión. Y, funciona. Para todos.

Es bastante habitual, por desgracia, gente que va a los restaurantes, bares, cafeterías, etcétera con un humor de perros, enfadados y, no tienen otra cosa que, pagar los platos rotos con quienes no te conocen de nada. Pero claro, no conozco casos -en mi experiencia personal- donde un trabajador de la restauración haya tratado -delante mía- o a mí, de manera irrespetuosa. Lo cual no quita que, ese trabajador tenga un mal día, esté enfadad@, deprimid@, cansad@ o de mal humor. Siempre, te tratan de la mejor manera que saben y pueden.

Entonces, ¿Por qué no dar lo mismo a cambio?

Todos, absolutamente todos necesitamos  una palmadita en la espalda, una confirmación de que lo estamos haciendo bien. Eso nos reconforta. Nos da confianza y nos hace mejorar.

La propina, nos aporta éso. Y, honestamente, podría implantarse en casi todos los negocios, por no decir todos. Al menos, de alguna manera. Todos nos sentiríamos mejor.

Dar propina, nos beneficia a todos.

Ésta, es una afirmación de la que cada día me siento más seguro. Cuando estás detrás de los focos: cuando no eres el cliente, la empatía hacia los trabajadores del sector crece enormemente. Sabes cuán importante puede llegar a ser. Puede marcar la diferencia entre vivir ajustado y vivir cómodo. Creedme.

Ahora, cuando estamos en la posición de consumidor la realidad es diferente. La propina que damos no nos va a sacar de pobres ni, el evitarla, nos va a hacer ricos. Cuando disponemos de dinero, lo gastamos. Si vemos algo que queremos y tenemos dinero, lo compramos. Y puede ser una idiotez. Seguro.

Pero, al dar la propina, nos sentimos bien con nosotros mismos. Sentimos que todo ha merecido la pena, que ha sido una gran experiencia y, que por ello nos encontramos en disposición de premiarla. Hacer felices a los demás, nos hace felices. A menos que seas una persona trahumada o tengas que cambiar algunas cosas de tí mismo. Empezando por, valorarse a uno mismo.

Definitivamente, no sólo es la propina.

Todo esto no quita que, cuando vayamos a cualquier establecimiento, seamos agradecidos con palabras positivas. Independientemente de lo que decidamos respecto a la propina económica.

Unas simples palabras de apoyo, cariño y respeto siempre son bienvenidas. No importa para quién o dónde. Siempre.

Nos leemos pronto, amigos de España y Latinoamérica.

No hay artículos relacionados.


Volver a la Portada de Logo Paperblog