Un grupo de investigadores ha realizado un estudio que demuestra que el llanto de un bebé es un mecanismo de defensa característico de los mamíferos, y que el hecho de que el pequeño se calme cuando su madre lo coge en brazos y camina no significa que haya aprendido a manipular a su progenitora, sino que sentir el contacto materno es una necesidad fisiológica de los seres humanos, que también se ha observado en animales como gatos y leones.
Para llegar a esta conclusión, los científicos, que han publicado un artículo describiendo su trabajo en la revista ‘Current biology’, registraron el ritmo cardiaco de12 bebés -que tenían entre uno y seis meses de edad y estaban sanos-, cuando se les echaba en la cuna, y cuando su madre les llevaba en brazos, tanto si se encontraba sentada, como cuando caminaba.
Comprobaron así que al coger al niño en brazos, disminuía la actividad de su sistema nervioso y la del motor, y la frecuencia cardiaca se reducía, por lo que el bebé se tranquilizaba en seguida. De acuerdo con los resultados de los electrocardiogramas había sensibles diferencias incluso cuando la madre lo tenía en brazos, ya que si ella se sentaba, se aceleraba el ritmo cardiaco del niño, y éste lloraba y se agitaba pero, si se levantaba y caminaba, el bebé se relajaba de nuevo.
Los autores del estudio, también experimentaron con crías de ratón, en las que se produjo el mismo efecto calmante al entrar en contacto con la madre. Según estos expertos la explicación a este comportamiento puede estar en la capacidad del bebé para reaccionar cuando su madre le toca y para percibir sus movimientos, y consideran que cuando el llanto es un mecanismo de defensa, como ocurre en el caso de los recién nacidos, es necesario coger al bebé y moverse para que se relaje.
Fuente : Web consultas