Muchas veces tenemos costumbres o ideas a las que estamos tan acostumbrados que nunca les prestamos la mayor atención y mucho menos nos detenemos a analizarlas. En este caso es curioso analizar ¿Por qué la mayoría de gente asocia ciertos colores con el género?
La respuesta a esta pregunta parece estar lejos de ser una realidad, porque los eruditos no han llegado a un consenso. Hay varias explicaciones que alegan que se debe a cuestiones genéticas y culturales, pero lo que nadie niega es que la industria tiene la capacidad de tomar ventaja de esta condición.
El neurocientífico británico Anya Hurlbert sugiere que esta preferencia tiene sus raíces en la prehistoria, cuando las mujeres se encargaban de recoger las frutas y consecuentemente desarrollaron una mayor sensibilidad a los tonos rojizos.
Steve Palmer, un psicólogo de la Universidad de Stanford (California, EE.UU.) no está de acuerdo con esta teoría. Ha desarrollado varias investigaciones y llegó a la conclusión de que la base de nuestras preferencias por los colores se forman de acuerdo a las interacciones emocionales, es decir, los colores que nos gustan están directamente relacionados con las cosas que nos gustan.
En la actualidad la industria del juguete utiliza este comportamiento para guiar las decisiones de los niños. Los registros históricos muestran que el rosa era el color de los niños hasta el siglo XIX.
De acuerdo con Richard Gottlieb, un consultor de la industria del juguete, el color rosa ha sido considerado “femenino” a partir de los años 50.
¿Qué opinas? ¿Nos gustan ciertos colores por nuestras interacciones emocionales, por nuestra cultura, porque son nuestros genes los que lo determinan o todas estas variables trabajan en conjunto para determinar nuestros gustos?
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