El Presidente de Siria, Al-Assad, durante una visita oficial a Brasil (Photo credit: Wikipedia)
Hay un fenómeno de cansancio y el conflicto sirio moviliza menos recursos nacionales que los que mueve el existente entre Israel y los palestinos, que es la pasión. La guerra en Siria se prolongó durante más de tres años. Después de apostar por una rápida caída de Bashar al-Assad, los medios de comunicación y los diplomáticos occidentales han tenido que revisar sus posiciones. Por otro lado, la situación es más compleja. En el principio, había más o menos un régimen que reprimió sangrientamente manifestantes pacíficos que tuvieron con absoluta normalidad a su favor la opinión pública. Entonces la confusión ganó las mentes con la llegada de los islamistas a la ecuación, después la de los yihadistas. Como estos diplomáticos y la mayoría de los medios de comunicación han tendido a minimizar el fenómeno islamista radical en el campo de batalla, las opiniones están confundidos. Hay por un lado un poder que ha cometido crímenes de guerra y , por otro, los rebeldes yihadistas que asumieron el control y decapitan o cortan las manos de todos los que les resisten. El desinterés se ve acentuada por el hecho de que Siria es un área de conflicto de muy difícil acceso para los periodistas. En las zonas del Norte controladas por los rebeldes ultra-radicales, se corre un riesgo de secuestro tan alto que ningún periodista se arriesga a aventurarse. En cuanto a Damasco, el régimen sigue siendo tan cerrado a la prensa, incluso si le dan la visa para los medios de comunicación CNN, BBC, Spiegel, The Independent, Le Figaro, La Croix, France 2, siempre a cuentagotas.Menos cobertura equivale a menos interés.