El dulzor de un alimento depende de la cantidad de azúcar que contiene. Sin embargo, podemos comprobar fácilmente que un helado frío sabe menos dulce que el mismo helado caliente. Esto se debe a que la percepción de este sabor depende de unas células presentes en las papilas gustativas de la boca que poseen unos canales de calcio sensibles a la temperatura. Concretamente, cuanto más caliente está un alimento, más intensa es la señal que envían estas células al cerebro. En otras palabras, la señal de dulzor se amplifica cuando un alimento está caliente, y se reduce cuando está frío.
Los expertos recomiendan comer el helado a una temperatura ideal de -15ºC para disfrutar plenamente de su sabor.