Intentar responder cualquiera de los enigmas anteriores, sólo ha servido para causar más incertidumbre. Salvo uno. O al menos así lo asegura el Sindicato Femenino. Para ellas, no existe duda alguna que la tapa del inodoro fue hecha para permanecer bajada, cuando no está en uso. Igual que la puerta del frigorífico o el cajón de un archivador permanecen cerrados, cuando no están en uso. Hacer caso omiso de esa norma de la Etiqueta del Toilette, provocará en una Hembra humana las ganas de poner la cabeza principal del olvidadizo (la misma que regó las gotas) sobre el borde del inodoro y machacársela con la tapa, hasta que aprenda.
Para ellos, la tapa va arriba cuando la vejiga pide camino y va abajo cuando el intestino desaloja deshechos unicolor. No hay queja pública cuando la necesitan abajo y la encuentran arriba, ni mucho menos cuando está abajo achicando el espacio disponible para disparar. Entonces, si los Machos humanos se adaptan sin chistar, ¿por qué deberían ceder a las pretensiones del Sindicato Femenino? "¡Súbela y cuando termines bájala!" exigen ellas."¡Bájala y cuando termines súbela!" replican ellos. Esta, una de las más célebres batallas de la Guerra de los Sexos, fue iniciada por las Hembras humanas en respuesta al calvario que padecen en un baño público. Es allí donde retumban las paranoicas palabras de sus madres, al instante que cruzan la entrada: "Nunca... ca... ca... te... te... te.... sientes en la taza... za... za... ¡Nunca!". Es también allí donde, sabiendo de antemano el alto riesgo de sufrir un calambre, adoptan la postura-cuclillas sin tocar el inodoro o cualquiera de las paredes del cubículo, para así dejar fluir el chorro que pocas veces sale en la dirección deseada. Es también allí donde no pueden limpiarse con papel higiénico -porque nunca hay-, sino con lo que encuentren al interior del bolso (el cual, a su vez, fue colgado alrededor del cuello, dado que desconfían de la limpieza de cualquier percha... cuando hay perchas). Todo ese tormento es sufrido sin relajar, en ningún momento, la postura transmitida entre varias generaciones de Hembras humanas, mientras permanecen alerta ante quien quiera abrir la puerta y se le deba gritar:
"¡OCUPADO!". El hogar se convierte en el único sitial de privilegio para sentarse tranquilamente, y por eso el Sindicato Femenino entra en cólera cuando una de sus miembros, por dejar la tapa levantada, es sorprendida con una súbita caída al vacío hacia un bautizo en el inodoro. "Vosotros sólo pensais en vosotros. ¡Machistas!" protestan ellas. "Tanta igualdad que reclaman, ¿y aún piden orinar sentadas? ¡Machistas!" controvierten ellos. Debido a ese tira y afloja que el Sindicato Femenino ha perdido más que ganado, desde hace un tiempo decidió infiltrar al enemigo con una arriesgada apuesta: disciplinar a los Machitos humanos. Cuando apenas son unas crías, los adoctrinan sobre la importancia de bajar la tapa con variopintos argumentos como "Es por caballerosidad", "Es por las bacterias" y/o "Es por el Feng Shui". Y así, como herencia a las futuras generaciones de Hembras humanas, están dejando futuros Machos entrenados en la Etiqueta del Toilette. Pero esa estrategia no tendrá efecto alguno en los integrantes del MLM (Movimiento de Liberación Masculina), así como ninguna funcionó antes.Y no porque sepan que todo se solucionaría si ellas se fijaran dónde se sientan. Tampoco porque sepan que la tapa no debe ajustarse a futuro, de la misma forma como no se acomoda la silla de un automóvil para el futuro conductor. No es un olvido. No es una casualidad. No es un error. Es una cuestión de coherencia: en los baños públicos, ellas no bajan la tapa a sabiendas que después sólo vendrán otras Hembras humanas. Entonces, ¿por qué lo deben hacer ellos? Aunque, no se les ocurra subvalorar el poder del Sindicato Femenino. Todavía les falta sacar un as bajo la manga: forrar la totalidad de tapas de inodoro del planeta con fundas peludas. Es bien sabido que una tapa recubierta como un Schnauzer, nunca se mantiene levantada.