Mientras más alto se sube a una cima, La sensación de frío aumenta considerablemente. Las temperaturas allí son tan bajas que no suele exister vegetación.
Al escalar por una montaña, la temperatura baja cerca de 1 °C por aproximadamente cada 100 metros que subas. La presencia del vapor de agua modifica el cálculo: el descenso de temperatura por cada 100 m de altura, igual a 1 °C para el aire seco, disminuye casi en 0,5 °C si el aire contiene vapor de agua.
Es por ello que las cimas de las montañas están cubiertas de nieve, aunque el clima sea más suave un poco más abajo. Algunas montañas, como las del Himalaya, son tan altas que la nieve en sus cimas nunca se derrite. Los alpinistas se enfrentan además a vientos helados y menos oxígeno que el normal, haciendo muy difícil la respiración.