¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? El existencialismo implícito en estas interrogaciones podría tomar otros derroteros para muchos: ¿Por qué engordamos aunque nos machaquemos casi diariamente sobre el sillín, tragando kilómetros sobre la bicicleta? Eso les ocurre a muchos, aunque muchas veces se trata de impresiones erróneas, como veremos a continuación.
De acuerdo con nuestro experto de cabecera Chema Arguedas, el peso no es algo marginal, sino que “es el que marca la diferencia” en la competición, entrenamiento, microciclos, series, etcétera…. “No se asimila del mismo modo un entrenamiento cuando te has ido unos cuantos kilos por encima de lo que tendría que ser tu peso ideal”.
Está claro. Nunca vas a ser igual de eficaz, a trabajar con la misma intensidad, a desarrollar la misma resistencia… Arguedas avanza que no solo se debe a la relación peso/potencia, que es la que hace que nos sintamos mejor sobre la bicicleta, “sino por el consumo de oxígeno que estás desaprovechando, algo que solucionarás conforme vayas quitándote gramos de grasa”. ¿Por qué engordamos?
El mundo es así. Para unos, no hay cosa más desesperante que ver cómo al mínimo descuido en la dieta (alguna cena copiosa, días de mal tiempo o de malas sensaciones durante los cuales te quedas en casa y no sales a rodar) destrozan la báscula con suma facilidad. Y sin embargo, todos conocemos a gente que a pesar de comer como si no hubiera mañana, de ingerir calorías y grasas industriales sin ningún tipo de atención, se le marcan las costillas de lo delgado que está. Ya sabes, es cuestión de genética, del metabolismo determinado que cada persona tiene, que no es otro sino el que define lo que se denomina la somatocarta. Si queremos saber por qué engordamos tanto (o tan poco), debemos saber a qué grupo pertenecemos. Y Arguedas identifica hasta tres.
Endomorfo. Si eres de los que tiene el presentimiento de que te engorda hasta el agua, es que eres endoformo. “Los endomorfos cogen peso en el momento que descuidan su alimentación y como son el biotipo perfecto para engordar con facilidad, suelen ponerse a dieta habitualmente y en plan radical. Si perteneces a este grupo, una buena base aeróbica con salidas de larga duración es lo ideal”. Es un clásico: largas tiradas para evitar engordar. Con el running sucede parecido.
“Si durante la preparación invernal acudes a un gimnasio y estás tentado en consumir algún hidrolizado de proteínas y carbohidratos, compra aquel que contenga mayor proporción de proteínas que de carbohidratos”, aconseja Arguedas. Las pesas aumentan tu metabolismo basal y favorecen la pérdida de peso al combinarlo con ejercicio aeróbico. Así que levanta algo de peso y practica la resistencia.
Mesomorfo. El club de los afortunados. Los típicos que siempre están delgados a poco que ejerciten un poco el cuerpo. Sin llevar una dieta demasiado espartana, a poco que se cuidan pierden grasa con facilidad y adquieren definición muscular. La grasa que almacenan está repartida proporcionalmente. ¿Por qué engordamos? Olvídate de tomar a los mesomorfos como referencia antes de hacerte esta pregunta.
Ectomorfo. Los más dúctiles y flexibles: tan rápido engordan lo que ganan como lo pierden en un santiamén. Los ectomorfos tienen un metabolismo muy rápido. Son aquellos que son muy delgados y pueden comer lo que les apetezca porque apenas engordan.
Curiosamente, tienen tanta dificultad para ganar peso como la que tienen los que quieren perderlo. En este caso, es interesante acudir al gimnasio para muscular y aportar batidos con mayor aporte de carbohidratos que de proteínas.