La situación generalizada de inseguridad sanitaria planteada por la pandemia exige instrumentos que contribuyan a dotar de seguridad a la progresiva disminución de las medidas de restricción de movimientos y el incremento de los contactos interpersonales necesarios para el trabajo y la vida ordinaria.
Peligro de Coronavirus
Es obvio que la peligrosidad del contagio ha supuesto hasta ahora medidas de confinamiento, clausura de todo tipo de escenarios de cercanía hasta extremos difícilmente mantenibles en un plazo ya cada vez más corto. La característica general de estas medidas supone una primacía absoluta de la seguridad frente a la autonomía y libertades, y –por qué no decirlo- frente a la economía. Medidas que son exigidas y justificadas en un primer estadio de lucha contra la infección.
Evolución y normalización
La situación de progresiva “normalización” exige otras medidas que los Gobiernos y las Instituciones tratan de instaurar para prevenir los eventuales contagios, bien sean residuales, bien surgidos en una previsible nueva oleada. Estas medidas han de adaptarse a una progresiva “desescalada”, de modo que se asegure la libre circulación de los no infectados o inmunes y la previsión de dificultar los contagios.
Estamos observando que se está centrando la atención en los sistemas de rastreo mediante las tecnologías de datos y de geolocalización, con todas las dificultades que están presentando. Estas dificultades surgen de las reticencias que supone el riesgo de que un sistema de vigilancia masiva permanezca después y se utilice para otros fines.
Pasaporte COVID-19
Hemos de convenir que quizá deben irse arbitrando sistemas más ajustados a determinadas necesidades, entre las cuales no es la menor la seguridad en el transporte y circulación de personas. Una muy destacada es la implantación del pasaporte COVID-19, frente al que los Gobiernos no acaban de prestar la atención debida, pero sí las empresas e Instituciones que lo están solicitando en masa, para dar seguridad a sus empleados o integrantes.
Soluciones y ventajas del pasaporte
Ya existen soluciones en el mercado que cumplen con la GDPR. Sus ventajas son muy amplias para la reincorporación de las personas a sus trabajos pues con los tests se tiene una visión realista y precisa de los riesgos que se corren. No olvidemos que se trata de una enfermedad laboral y las compañías están obligadas a prevenirla. También para vuelos se podría reducir la distancia social entre los distintos pasajeros.
Aunque no se sabe a ciencia cierta el grado de inmunidad de las personas si se están emitiendo estos certificados con una duración de 7-15 días, tras lo cual se hacen expirar. Ello permitiría no poner en cuarentena de 14 días a los turistas, pues esa medida arruinaría nuestro sector turístico que supone un muy alto porcentaje de nuestro PIB.
Este procedimiento especialmente ajustado a las necesidades que hemos indicado, ha recibido una injustificada visión negativa por EASA, que se escuda en el desarrollo aún incompleto del conocimiento de la respuesta inmunológica o la posibilidad de arbitrar sistemas asequibles de realización de tests.
La realidad es que, como reconoce la Institución, sería la segunda dificultad la que realmente debería obviarse, y en sus propias palabras, dan por supuesto que será una dificultad perfectamente superable. Añádase que ya hay sistemas de aplicación masiva de tales tests y que los que hay, al menos, nos sitúan en un nivel de seguridad paralelo al que tenemos como pauta para la política de prevención general de contagios.
La prueba de ello es que hay otras Instituciones de gran peso profesional y científico que recomiendan el empleo de estos pasaportes inmunológicos (que se convertirán en pasaportes habituales de vacunación cuando tengamos la vacuna); por ejemplo IATA que ya ha mostrado su conveniencia, o el Servicio de Sanidad Inglés NHS, también la Organización mundial de turismo UNWTO (https://nitravelnews.com/news/canary-islands-trial-contact-tracing-app/ https://www.canarianweekly.com/posts/Canaries-wants-source-tests ). Hasta parece que estamos cerca de que la OMS en cuanto avancen un poco más test, tratamientos y la deseada vacuna recomiende abiertamente su uso (de momento no lo hace).
Las reticencias que pudieran derivarse de la protección de la privacidad y de los datos personales son muy inferiores comparativamente con los que surgen de la implantación del sistema de geolocalización. Efectivamente, si consideramos los principios convenientes a respetar (Cfr. Andrés ORTEGA, “La búsqueda de inmunidad digital”. Documento de trabajo 9/2020, 12 de mayo, Real Instituto Elcano), vemos que este sistema es altamente ventajoso, por razones obvias, desde el puntos de vista de la interoperabilidad, del consentimiento social informado, de la voluntariedad, del respeto a la ley y las libertades públicas, la temporalidad y reversibilidad, de la transparencia, del anonimato y de la proporcionalidad.
Requerimientos para coordinar
Podemos ver cómo estos requerimientos para coordinar seguridad y libertad se cumplen de una manera preeminente en este sistema.
- El requerimiento de interoperabilidad, resulta mucho más fácil en el sistema de pasaporte porque puede ser implantado nivel supranacional o articulado de un modo perfectamente homologable, frente a los problemas de la uniformidad cibernética.
- Hay tres parámetros que aparecen cumplidos de modo simultáneo y respectivamente reforzado: la implantación del pasaporte, con la finalidad de superar las dificultades individuales de libre circulación y tránsito, parte de la voluntariedad en su solicitud y obtención, de modo que el acuerdo (social consent) es el supuesto incluso sobrentendido de la medida. El anonimato, requerido en los sistemas de geolocalización y rastreo por vía de Big data, resulta cumplido de modo eminente, porque la obtención del pasaporte puede desligarse de cualquier sistema de archivo conectado con repositorios cuya legitimidad en usos futuros sea muy dudosa.
- El respeto a la ley y la protección de las libertades públicas. En este caso, no hay duda de que su implantación no supone peligro de infracción de ley o peligro de ello. Más bien es un adecuado instrumento que se ejercita en virtud de la ley y con las ventajas que acarrea su utilización, entre las que es muy principal la libertad de circulación y la exención de las restricciones por la situación sanitaria.
- No es necesarios insistir mucho sobre el carácter de temporalidad y reversibilidad, y la necesidad de revisión periódica, que adquiere aquí el matiz de protección no solo del titular del documento, sino de la comunidad a la que se accede con él.
- Por fin, los principios de transparencia y proporcionalidad se advierten en la propia estructura del documento.
No es la primera vez -ni la única- que se arbitran sistemas de identificación sanitaria para poder circular, dependiendo de la voluntad de los que desean hacerlo, a países o zonas para los que resulta necesaria, p. ej.: una prevención de vacunación, que dan lugar a pasaportes de vacunación Este ejemplo demuestra bien a las claras que la proporcionalidad está justificada.
Las ventajas que inmediatamente puede reportar la tenencia del pasaporte, tanto en los transportes colectivos, como en la circulación transfronteriza o en la normalización de las empresas van a ser el argumento fundamental para neutralizar la reacción negativa de los ciudadanos.