Durante las clases que quedaban me asegure de salir antes que todos y ver la siguiente. Hice eso hasta la salida. No sabía que me diría mi madre cuando se enterara. Aunque mi única salvación podría ser que ella tenía el turno de hoy en la tarde. Sin embargo, hoy mi padre regresaba de Washington. Entonces solo me concentre en el castigo, si llamaban les contaría, si llegaba a casa y me los encontraba, les contaría. Y si ningunas de las dos cosas ocurría, pues, no lo haría.Casi siempre la sala de castigos se mantiene llena, pero por alguna razón hoy el castigo era limpiar el desastre del gimnasio y el resto de las clases. Para mi suerte yo no era la única; había otras siete chicas de séptimo y octavo grado por ahí. La Sra. Arely se encargó de asignarle a cada uno tres aulas. El gimnasio me tocó a mí y nadie más. Supongo que se estaba vengando, pero no me queje.Agarre el contenedor pequeño, la pala y la escoba. Enseguida comencé a barrer la esquina cerca de los vestidores, cuando escuche el chirrido que provocan a veces los zapatos con suelas de goma al rozar el piso, en este caso la madera. —Llegaste tarde ¿eh? —reconocí la voz inmediatamente.—Sí, la Sra. Arely no se apiado de mí. —Ella es así con todo el mundo, pero supongo que tuviste suerte. Puedo enviarte con el director —. Dijo encogiéndose de hombros.Lo decía como si supiera del tema al pie de la letra. No sabía que él tenía experiencia en castigos, después de todo, hasta donde sé, no es esa clase de chico.—Seguro, ahora si me disculpas. Tengo que hacer.Trate de que mi voz sonara un poco más amigable de lo normal. Aunque hice un gran esfuerzo, lo conseguí.—No te preocupes por eso, entre dos será más rápido —agrego con una seguridad impresionante. Agarro una escoba y pala y comenzó la esquina opuesta.— ¿Y tú que haces aquí? — Dean usaba la escoba de una forma extraña, pero con una velocidad superior a la mía, mientras que su barrido era preciso.Casi como decir que le daba justo en el blanco. La basura caía en la pala con exactitud. “Dean Songle, eres una caja llena de sorpresas”—Nunca llegues tarde a las clases del Sr. Tuckerman. Es todo lo que diré.Sonrió y continúo haciendo lo suyo.Nos llevó cerca de media hora terminar la limpieza en el gimnasio. Y como toque extra Dean propuso que acomodáramos los balones, e incluso ordenamos el armario del entrenador Delton. Donde suele guardar el equipo de educación física y demás. Decía que con eso nos ganaríamos los encantos de la Sra. Arely, sarcásticamente claro. Resulto ser que si funciono, pues al ver nuestro trabajo dejo ver una leve torcida y desgastada sonrisa de la comisura de su boca.—Espero que hayan aprendido su lección. Pueden irse —dijo dando media vuelta mientras salía del gimnasio.—Bien, no se tu pero tengo cosas que hacer —exclamo con falta de entusiasmo—, hasta mañana Lara.—Gracias.Responde sin saber si lo que Dean decía era solo eso: palabras. Además ¿se atrevió a llamarla por su nombre? Como si fuesen grandes amigos. Eso es lo que interpreto, sin embargo no era nada de eso. “Solo sigue con tu vida”Se dijo a sí misma.
***
— ¡Larisha Henderson Stone!Fueron las primeras palabras que escuche al llegar desde la cocina. — ¿Puedes explicar esto? —exigió mi madre mostrándome un pedazo de papel en el aire.—Es un cheque a nombre de Phil, yo se lo di el viernes porque necesitaba el dinero para la renta y tú no estabas.Tras su explicación su madre se tranquilizó y suspiro. Aun así la preocupación no se iba.—Hija, tu padre le pago a Phil el primero de septiembre.— ¿Eso qué significa? —claro que ya sabía lo que significaba, solo que no lo podía creer.—Significa que uno de los dos miente, solo que no sé quién.— ¿Estas segura que papá le pago? — su madre asiente.—Hable con él por teléfono hace rato y me pregunto si yo había sacado ese dinero de su cuenta. Lo extraño es que aun Phil no lo había retirado, tu padre se puso histérico diciendo que él ya le había enviado el dinero a su cuenta.—Lo siento mamá, nadie me dijo sobre eso. Sabes que la cuenta de papá no la toco a menos que sea para pagos laborales o las compras.—Lo se cielo, pero todo esto me resulta muy raro. Por eso iré al banco después de mi turno mañana. Lo único que te pido es que tu padre no lo sepa. ¿Cuento con eso?—Desde luego mamá.—Bien, ahora ve y lávate, la cena estará en un minuto.Lara entendía porque su mamá estaba tan alterada, ¿quería decir eso que Phil la había engañado o que su padre mentía sobre el dinero? A ella también se le hacía difícil creer que Phil se aprovechara de ella. Por un momento durante la cena se sintió usada, tan mal que se le fueron las ganas de comer.Su padre no tardaría en llegar, así que lo mejor sería no mencionar el asunto.Entonces decide hacer memoria, y descubre que esa no era la primera vez que su padre se ponía frenético cuando ella o su madre retiraban dinero, aun si era para hacer el súper, el controlaba cada centavo. Además de ello, casi siempre, cuando estaba en casa se mantenía en la sala de estudio al teléfono. Una vez su madre le alego por las facturas del mismo y el solo le dijo que era por negocios. Lara escucho una conversación entre su padre y un sujeto por el teléfono una vez. No fue intencional solo sucedió. En la conversación su padre literalmente rogaba por más tiempo para efectuar un pago al banco, aparentemente por un préstamo no saldado y con un retraso bastante considerable. Nunca supo si su padre la pago o no, y tampoco se o conto a su madre porque para ese momento su padre se habría dado cuenta de que no era tan ingenua como él creía y que podría entender lo que hablaba. Quizás se trataba ahora de más deudas, aunque después de todo eran solo simples teorías. Y aun les quedaba la cuenta bancaria de su madre, dicha cuenta era otro de los secretos que su madre le guardaba a su padre. Lara creía que en el fondo su mamá siempre sospechaba de la capacidad de su padre: Matt, para administrar bien el dinero y por eso abrió esa cuanta. Lara era la única otra persona con el acceso a ella.Aun con esa cuenta Lara se había propuesto abrir la suya también, solo en caso de emergencias a escondidas de sus padres, quienes creían que aun guardaba dinero en su alcancía, y aunque lo hacía, solo tenía la quinta parte de sus ahorros ahí guardada.
Finalmente papá llego a eso de las once de la noche, yo intentaba resolver un problema de algebra en mi habitación cuando lo escuche entrar.—Tu madre me conto que fuiste tú la que le dio el cheque a Phil — en cierta manera no esperaba que dijera otra cosa.—Sí, nadie me informo de nada —me excuse.—Lo entiendo, pero no vuelvas a hacer algo como eso sin consultar antes, es así como la gente se aprovecha de ti— y con gente, se refería a Phil.—Lo sé, no volverá a pasar.—Bien, buenas noches.—Que descanses.
Llego la tarde del martes y con cada segundo me impacientaba, quería saber tanto o más que mamá quien decía la verdad, no sin antes hablar con Phil al respecto. Tenía que confrontarlo. Suena el timbre de salida y no dudo en salir antes que los demás pero el señor Tuckerman me detiene.— ¿Va a alguna parte Srta. Henderson?, la clase no termina hasta que yo lo diga.“No contestes, solo ve y siéntate”—De hecho, tengo que trabajar profesor, vera hoy no traje mi auto y tengo mucho por hacer, así que por favor le pido que me deje ir.—Si cruza esa puerta le aseguro que terminara en su expediente —amenazo el amargado Sr. Tuckerman.“No lo hagas Lara, no quieres hacerlo”—Lo siento profesor, correré ese riesgo.Abre la puerta y corre por los pasillos hasta llegar a su casillero, debe darse prisa si quiere tomar el autobús con ruta a la oficina de correos. Anoche recibió un correo de Shila indicándole que le había enviado un paquete con un presente para ella, su madre y la tía Clara.
Saca sus libros para las tareas y su llavero. —Lara, que bueno que te encuentro —exclama el Sr. Gold entusiasmado saliendo de la nada— quería entregarte esto —le da a Lara un volante del concurso anual de artes que realizan en la ciudad— creí que la categoría de dibujos te podría interesar. El ganador recibe dos boletos para hospedarte en el hotel Park Central de Nueva York con gastos pagados para visitar el Met (Museo Metropolitano de Arte), además de otras atracciones turísticas de la ciudad por cuatro días.— ¡Dios mío!, Sr. Gold ¿sabe lo genial que sería poder visitar el Met?, ¿usted de veras cree que califico? —Lara permitió que la emoción se apoderara de sus emociones olvidando por completo el autobús y a Phil.—Como te dije antes, eres una de mis mejores estudiantes. Tienes dos semanas para enviarlo, no olvides que este debe ser el mejor que hayas hecho. —Se lo agradezco mucho Sr. Gold —ésta se lanzó sobre él y lo abrazo sin apretarlo demasiado, tomando por sorpresa a Russell quien solo le dedico una amable sonrisa— ahora debo irme, le mostrare lo que tengo antes de enviarlo —dice alejándose.
Continuara