“De qué sirve que un niño sepa colocar Neptuno en el Universo
si no sabe dónde poner su tristeza o su rabia”
¿Qué es la educación emocional?
En primer lugar se trata de un concepto tan amplio
que abarcar todas y cada una de sus cuestiones darían lugar
a veinte artículos más de una longitud demasiado extensa.
Por ello,vayamos por pasos, centrándonos en el inicio de esta, en su fuero interno.
Según Daniel Goleman, psicólogo y escritor, la educación emocional se define como:
“La capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás,
de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones.
Es muy importante que los niños aprendan a identificar y gstionar
sus emociones”
¿Porque es tan importante?
Bueno, basta con mirar a nuestro alrededor para cerciorarnos de cuantos adultos (de no más de treinta años,
lo cual ya es alarmante) sufre depresión,ansiedad, frustración… Y no todo es culpa de la sociedad, de una vida laboral
mediocre, de unos objetivos frustrados o de unas metas utópicas.
Lo malo, no es el problema en sí (no por esto quiero restarles importancia). Sino lo poco que se han esforzado
en educarnos para sobrellevarlos de la mejor forma posible, para gestionar nuestras emociones,para creer en nosotros mismos y querernos más y mejor.
Todo radica en la infancia, TODO.
Una de las teorías de del desarrollo humano más aceptada, es la propuesta por el psicólogo
alemán Erik Eriksón. El cual, se dedicó a estudiar al ser humano y clasificar su desarrollo en etapas.
Erikson las dividió en ocho, los denominados “Estadios del desarrollo”. En este artículo, nos centraremos en las cinco
primeras, ya que, como hemos dicho anteriormente, todo comienza en la infancia.
Según Erikson, la forma en la que resolvemos conflictos en cada etapa, va a repercutir de manera directa
en la capacidad para superar la siguiente etapa y por lo tanto las próximas crisis.
Estadio número 1: Bebé (0-1) año
En esta etapa, el bebé hace frente a la desconfianza cuando ve que sus necesidades
están siendo atendidas adecuadamente.(Alimento, sueño, calor maternal,protección)
Estadio número 2: Infancia (1-2 años)
Comienza la lucha entre la autonomía frente a la duda. El niño comienza a hacer cosas por si mismo
caminar, correr, controlar el esfinter, hablar, “alimentarse”. Puede llegar a reconocer pequeñas
diferencias entre lo que está bien y lo que está mal. Si en esta etapa los padres lo sobreprotegen,
es decir, lo envuelven en una burbuja invisible, se interponen en su autonomía y el niño empezará a dudar
de sus propias habilidades.
Estadio número 3: Infancia II (3 a 6 años)
El niño está deseando adquirir responsabilidades
sentirse “adulto”, es muy importante que los padres les dejen ayudar en algunas tareas del hogar
recoger sus propios juguetes, ayudar a poner la mesa… Y reforzar sus logros, puesto que, si los acostumbramos
a darles todo hecho, estamos robandoles la independencia que deberían tener al ser adultos.
Estadio número 4: Preadolescencia (6-12 años)
La autoestima comienza a jugar un papel muy importante. Al igual que las relaciones con los demás
y con su entorno. Es crucial que el niño descubra el placer de la productividad y la necesidad
de los logros positivos. Pero sobretodo, que aprenda que también puede equivocarse, al igual que nos equivocamos los adultos
Refuercen lo positivo, pero nunca, nunca lo hagan sentir inferior porque algo no se le de bien puesto que, le dejarán
la autoestima por el suelo, y comenzarán a educar al que será un adulto inseguro en un futuro.
Estadio número 5: Adolescencia (12-18 años)
Aquí nos encontramos con la identidad frente a la confusión.
Es la época de busqueda de la identidad personal que los conducirá a la vida adulta.
La confusión viene cuando no es capaz de sentir coherencia en su estado y en sus acciones.
Se siente perdido y no logra encontrar su lugar en el mundo que empieza a experimentar. Tiene reciente aún su rol
infantil, y los cambios de entorno, hormonales y sociales, lo dejan en una continua lucha por adaptarse a esta nueva etapa.
Cosa que finalmente logrará si, como anteriormente hemos dicho, hemos educado a un pequeño autónomo, independiente y seguro.