Google apuesta su futuro a un salto tan importante como en su día fue el nacimiento de la web: el desarrollo de la interacción más allá del móvil y el ordenador sobre una capa de información superpuesta a nuestra propia visión. Nuevas gafas interactivas, coches autodirigidos… toda una parafernalia que nos ofrece una vida en red mucho más rica pero que bajo una estructura centralizada puede convertir la ciudad en la peor de las distopías ciberpunk.
Por David de Ugarte