Recopilamos de la red algunas imágenes que muestran hasta qué punto podemos ser engañados al comprar un producto, si es que no prestamos atención a las etiquetas y envases.
Como sucede con este primer ejemplo: según parece, el nuevo tamaño más grande es más chico que el viejo tamaño más grande... o algo así...
No sabemos que cuerda usó el escalador de la etiqueta, pero esta no fue:
No discutas, Dick. No flota.
Azúcar libre de azúcar. Ese sí es un invento...
Cuando el doble es la mitad.
Lo dicho: no hay que comprar sin leer la etiqueta antes, para evitar el chasco.