Revista Comunicación

Por qué hay series de TV que terminan por volverse infumables

Publicado el 27 enero 2014 por Javier Ruiz Fernández @jaruiz_

No soy una persona de medias tintas, cuando empiezo con algo que me gusta (un texto, una película, un libro, un deporte…) no puedo concebirlo de modo parcial. Comenzar un libro, escribir una historia o seguir una serie de TV significa una lectura compulsiva, un rompecabezas continuo o un visionado obligatorio semana tras semana, por lo que, últimamente, estoy bastante decepcionado con lo rápido que pierden la frescura las series de televisión.

Aviso: a lo largo del texto, hay algún spoiler menor de Perdidos (Lost) The Walking Dead.

Si se tratase de Homeland podríamos decir que la trama no se desarrolló correctamente tras la primera temporada; en cambio, The Walking Dead tiene la excusa de que puede ser difícil de trasladar a una serie de televisión, en especial, para una audiencia que está acostumbrada a historias de zombis de dos horas de duración. Otras tantas, como Californication, Cómo conocí a vuestra madre, House o The Big Bang Theory terminan asesinadas por su propio éxito. A unas se les nota más, a otras se les nota menos… Que House M.D. no avance se hacía más evidente, pues no dejaba de ser un drama; por el contrario, The Big Bang Theory o Modern Family pueden explorar situaciones de una forma más activa gracias al tiempo de duración por capítulo (18-20 min) y al género (comedia).

Californication

Cumple lo que su título promete.

Quizá tampoco son los mejores ejemplos. Aquí el arquetipo es Perdidos (Lost)Una gran serie difícil de anclar a un único género (¿ciencia ficción?, ¿fantasía?, ¿drama?, ¿aventuras?) que abrió multitud de tramas y cuyos personajes permitieron a los espectadores soñar con un final redondo hasta las últimas semanas de emisión. El  share que conseguía abriendo otras líneas y jugando con continuos cliffhangers (incluso entre escenas) era muchísimo más útil, por lo que cuando contestaban una pregunta habían aparecido diez más mediante un sistema de eventos en paralelo, flashbacks flashforwards. Al final, había tantas preguntas, que el espectador medio había olvidado buena parte de las mismas, y las que recordaba se habían difuminado en un mar de detalles.

Pero… ¿qué termina por destrozar cualquier serie? Desde mi punto de vista:

1) Las promesas falsas por parte de sus creadores, que crean expectativas que no se pueden cumplir. Por ejemplo, J.J. Abrams afirmó respecto a Perdidos que la isla no era el purgatorio ni nada parecido a un  limbo y TODO podía explicarse científicamente. Eso dio paso a muchísimas teorías multidisciplinares sobre nanotecnología, robótica, física y un largo etcétera; durante el transcurso de la serie, todo ello mantuvo en vilo y muy entretenidos a millones de espectadores, pero luego… acabó por decepcionar hasta el punto de que, en lugar de una serie clásica, ha explotado cual burbuja.

2) La necesidad de alargar una trama que pone en  funcionamiento otros elementos y nuevas líneas argumentales por una u otra razón. Cuando Lynch tuvo que revelar al asesino de Laura Palmer en Twin Peaks a principios de la segunda temporada, cuando se decidió que Homeland debía extenderse más de dos temporadas —aunque, personalmente, considero que el problema de Homeland es haber escogido un producto muy atractivo (Prisoners of War) y haber obviado el desarrollo la trama a medio plazo—,  la mente iluminada que decidió empezar a rellenar capítulos en la tercera y cuarta temporada de Battlestar Galactica…

Portada de uno de los cómics de

Portada de uno de los cómics de “The Walking Dead”, o “Los muertos vivientes” en España.

Aparte, desde mi óptica existe una tercera forma de cargarse una serie, y no es más que buscar el favor del público. Esto parece una tontería, pero es lo que fastidió la primera temporada de The Walking Dead y estoy convencido que obligó a replantear gran parte de la línea argumental. ¿Qué sentido tiene explicar por qué los humanos se convierten en muertos vivientes? ¿Acaso no es el desconocimiento aquello que más fuerza otorga al zombi.

En palabras del propio Robert Kirkman, creador del cómic:

Es decepcionante el hecho de que todas las películas que giran en torno a los sucesos apocalípticos que incluyen zombies siempre tienen un final, o una clara explicación de lo sucedido. Restándole esto credibilidad a la situación, puesto que en caso de ocurrir algo parecido, sería el caos lo que gobernaría y delimitaría la situación, aunado a la tensión y sentimiento de desamparo que implicaría el desconocimiento de las razones que han llevado a la situación en cuestión.

Supongo que hay que tener presentes las exigencias del mercado. Los últimos cinco años es más rentable hacer una serie o una película de zombis o vampiros que de momias y hombres lobo, es más rentable presentar un guion que juguetee con el tema del antihéroe que colocar a Ned Flanders como protagonista… Eso sí, dentro de unos límites.


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