Hace aproximadamente tres meses que borré todas mis redes sociales. Y lo que sentí fue un alivio enorme. No es que fuera una persona muy asidua a publicar fotos personales ni estados divertidos pero simplemente empecé a sufrir agotamiento virtual. Todo esto no ocurrió de la noche a la mañana y sobre todo no tenía ni idea de lo que me pasaba. Buscando información sobre el tema descubrí que existe un gran número de personas (cada vez más) llamados exconectados o desconectados. Los exconectados son personas que han borrado sus redes sociales por diversas razones y que buscan así estar más conectados con la vida real, sentir menos estrés y sobre todo, ser más felices.
Las estadísticas de las redes sociales
Empecemos por el principio. Las redes sociales llevaban diez años ganando cada día más adeptos y sobre todo aumentaban las horas que las personas le dedicaban. Pero desde el año 2015 se viene observando que cada vez las personas pasan menos horas en ellas y muchas han empezado a eliminarlas. Aunque los datos no son alarmantes está empezando a notarse levemente esta tendencia.
Un interesante estudio del Happiness Research Institute, afirma que las personas que decidieron borrar su cuenta en Facebook se sienten más felices y menos preocupadas. Al cabo de una semana de dejar de usar esta red social notaron que se encontraban muchísimo mejor anímicamente y que no sentían ningún estrés ni preocupación. Además, un dato muy sorprendente de este estudio revela que de las personas que usaban Facebook un 34% se sentía triste y depresiva, y un 25% sola.
¿Somos más felices sin redes sociales?
Personalmente desde que dejé las redes sociales soy más feliz (que no quiere decir que no lo fuese antes) porque utilizo mi tiempo para sacar adelante otros proyectos. Sobre todo he ganado tiempo para realizar todas aquellas actividades que “no me daba tiempo hacer”. En vez de estar dos horas mirando las nuevas actualizaciones de mis amigos en Facebook lo que hago es leerme un buen libro de crecimiento personal (por poner un ejemplo). Cuando me hago una foto no necesito saber que ha comentado la gente sobre ella y si les gustará. Simplemente la disfruto en la intimidad y la comparto solamente con las personas que realmente me interesa.
Yo creo que el agotamiento virtual es porque en los cinco minutos libres del trabajo en vez de desconectar la mente revisaba las redes sociales, lo mismo al levantarme, mientras comía, al salir del trabajo, antes de acostarme… Y ahora esos ratos los utilizo para hacer otras actividades más importantes en mi vida lo cual me aporta felicidad.
El caso de Essena O`Neill
Essena O’Neill era una influencer/blogger australiana que contaba con 500.000 seguidores en Instagram, 20.000 en Snapchat y 250.000 en YouTube. De un día para otro decidió borrar todas sus fotos de Instagram (más de 2000) y escribió: “Soy la chica que lo tuvo todo y quiero decirte que tenerlo todo en las redes sociales no significa nada en tu vida real. He dejado que se me definiera por los números y lo único realmente me hacía sentir bien era conseguir más seguidores, más megustas, más repercusión y visitas. Nunca era suficiente”. En diversas entrevistas ha afirmado que ganaba mucho dinero por algunas fotos que subía a las redes sociales pero el problema estaba en que no era feliz y ocupaba todo su día en arreglarse, peinarse y maquillarse para hacerse un montón de fotos hasta escoger una que le gustase.
Publicaciones sobre el tema
Un libro que representa e ilustra muy bien esta tendencia a vivir sin redes sociales es el de Puig Punyet titulado “La gran adicción. Cómo sobrevivir sin internet y no aislarse del mundo” (Editorial Arpa), un libro en el que el autor recoge su propia historia además de otras de diferentes personas que han decidido desconectarse de las redes sociales y del mundo virtual en general.
Además del libro de Puig Punyet, diversas revistas y periódicos digitales tienen artículos muy relevantes sobre este tema.
¿Qué opináis de esta nueva tendencia?