“La ética según yo la entiendo se diferencia de todas las tradicionales en que no considera al deber como la idea primaria en la moral, sino a la ilusión. El deber es cosa importante, pero secundaria, es el sustituto de la ilusión. Es preciso que hagamos siquiera por deber lo que no logramos hacer por ilusión” (Ortega y Gasset[1]).
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“ ‘¿Cuál es la tarea de toda educación superior?’ –Hacer del hombre una máquina. ‘¿Cuál es el medio para conseguirlo?’ –Tiene que aprender a aburrirse. ‘¿Cómo se consigue eso?’ –Mediante el concepto del deber” (Nietzsche[2]).
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“No, no; el deber no es único y genérico. Cada cual traemos el nuestro inalienable y exclusivo. Para regir mi conducta Kant me ofrece un criterio: que quiera siempre lo que otro cualquiera puede querer. Pero esto vacía el ideal, lo convierte en un mascarón jurídico y en una careta de facciones mostrencas. Yo no puedo querer plenamente sino lo que en mí brota como apetencia de toda mi individual persona” (Ortega y Gasset[3]).
[1] Ortega y Gasset: “¿Qué es filosofía?”, O. C. Tº 7, p. 426.
[2] F. Nietzsche: “Reflexiones, máximas y aforismos”, Madrid, Valdemar, pág. 142
[3] Ortega y Gasset: “Estética en el tranvía”, en “El Espectador”, Vol. I, O. C. Tº 2, p. 38.