Mediante la hibernación algunos animales se adaptan a las condiciones de temperaturas extremas del invierno y a la imposibilidad de poder alimentarse. Con este sueño o letargo el animal desciende su temperatura corporal y su metabolismo se ralentiza, de esta forma conserva las energías durante el tiempo que dure este fenómeno.
Durante el letargo los latidos del corazón y la respiración se reducen considerablemente y viven de las reservas de grasa acumulada, ya que el gasto energético es mínimo. Es común en animales de sangre caliente como la marmota, el erizo o el murciélago. El oso entra en un estado de letargo parecido a la hibernación pero el metabolismo no baja tanto. En animales de sangre fría como algunos anfibios y reptiles también se realiza una especie de letargo al que se le llama brumación.
La hibernación o letargo animal se produce en zonas templadas donde se contemplan cuatro estaciones diferenciadas. Semanas antes de la llegada del invierno, los animales preparan la madriguera o guaridas aislándolas del frío, donde permanecerán en una postura que le hará conservar el calor. Al llegar la primavera, despiertan volviendo a activar su metabolismo y actividad normal.