El odio que tenía Hitler por los judíos responde al hecho de que siempre han sido, justa o injustamente, acusados de acaparar riqueza mientras el resto de la población de Europa pasaba hambre. Este odio exacerbado se introdujo en el subconsciente colectivo de la sociedad medieval y se ha mantenido hasta ahora. Hitler sólo buscó un culpable para justificar la caótica situación económica alemana y se aprovechó del tradicional odio a los judíos.
Enojado, iba caminando cuando se encontró con un grupo de gente pobre que se encontraba protestando por los judíos. Decían que eran ellos quienes los dejaban con hambre y sin trabajo y que ellos eran los culpables de la miseria del pueblo, estas ideas rápidamente influyeron en Hitler, quien ya tenía cierto odio por ellos. Junto con esas ideas y sus propias experiencias fue como les tomó un odio inmenso y se prometió a sí mismo hacer justicia por el pueblo alemán.
Hace 121 años nació uno de los hombres más aborrecidos de la historia: Adolf Hitler. Además de ser el Führer o jefe de Estado y comandante supremo de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial, se le responsabiliza del genocidio de seis millones de judíos europeos, conocido como el Holocausto Judío. Pero ¿por qué Hitler odiaba a los judíos?
Primero, es necesario aclarar que el antisemitismo, que consiste en las doctrinas y tendencias contra los judíos, no fue inventado por Hitler ni por los alemanes. Este proviene de la Edad Media, cuando se acusaba a los judíos de haber matado al «Hijo de Dios»; posteriormente son tachados de usureros y discriminados en diversas partes de Europa durante el siglo XIX.
Los antisemitas alemanes culparon a los judíos de la derrota de su país en la Primera Guerra Mundial y de los problemas económicos de la posguerra, tachando de avaros y mezquinos a los que eran empresarios y banqueros. Incluso se dijo que había una especie de «conspiración judía» para impedir el progreso de Alemania.
Así que una primera hipótesis plantea que Hitler, identificado con las ideas antisemitas, las utiliza y exagera para promover el odio hacia los judíos y con ello conseguir la integración y la identidad nacional. Así, los judíos se convirtieron en chivos expiatorios.
Sumado a esto, Hitler creía en las postulaciones «científicas» sobre la superioridad de la raza aria (que incluía a todos los alemanes) y veía como «parásitos» a los de «sangre judía», por lo que era necesario que Alemania fuera «purificada» del judaismo.
De todas formas, los historiadores aseguran que no se debe atribuir la persecución de los judíos solo a Hitler, porque fue una acción colectiva que incluyó a funcionarios públicos, militares, científicos y médicos, entre muchos otros, inspirados en una lógica que sustentó políticas raciales antisemitas.
Fuente | Jetcero