Revista Insólito
A pesar de que no existe ninguna evidencia de la existencia de ángeles, fantasmas, duendes y hadas, mucha gente sigue creyendo en ellos como si se tratara de seres reales de nuestro mundo.
Hay varias razones por las cuales las personas continúan creyendo en ese tipo de seres mitológicos. Algunos lo hacen por herencia cultural y tradición, muchas de estas creencias se transmiten a través de generaciones como parte de la cultura, la religión y la tradición de una sociedad en particular. La influencia cultural puede ser muy poderosa y persistente en algunos casos.
En muchas ocasiones, las creencias en seres mitológicos surgen como explicaciones para fenómenos desconocidos o inexplicables. La necesidad de explicación es lo que ha impulsado a algunos a crear estos mitos. Por ejemplo, la creencia en fantasmas puede surgir como una forma de entender las apariciones inexplicables o los sonidos extraños.
No hay que confundirlo con la falsa “necesidad de creer en algo”. El ser humano no necesita creer en nada, por su propia naturaleza inquisitiva el ser humano lo que busca es explicaciones a todo, pero algunas veces por ignorancia y por temor, nuestra mente inventa explicaciones “fuera de nuestro alcance”, porque así nos pareció adecuado en ese momento.
Por otro lado, para algunas personas, la creencia en dios, ángeles u otros seres sobrenaturales puede brindar consuelo o esperanza en momentos de dificultad o pérdida. La idea de que existe un poder superior o seres benevolentes que cuidan de ellos les puede ser muy reconfortante en momentos difíciles.
Para algunas personas, las experiencias personales, como presuntos avistamientos de ángeles, demonios o supuestos encuentros con duendes o fantasmas, pueden reforzar su creencia en estos seres. Estas experiencias son muy subjetivas y difíciles de explicar de manera objetiva, pues siempre se cae en el terreno de la superstición y la mitología.
Muchos de esos casos, de aparentes encuentros, se dan en circunstancias muy “especiales”, como crisis emocionales, pero debemos ser muy realistas en esto, muy frecuentemente los sentidos son fácilmente engañados por nuestras emociones y por nuestra imaginación, de ahí surge la famosa frase de “sólo se ve lo que se quiere ver”, ya sea para bien o para mal.
Como ya explicamos, las creencias en los seres mitológicos pueden surgir de la necesidad humana de encontrar sentido a la vida y el deseo de trascendencia. La idea de que existen seres sobrenaturales, como un dios y sus ángeles, que trascienden la realidad terrenal, puede proporcionar un sentido de conexión con algo más grande que uno mismo.
Las creencias en seres preternaturales o sobrenaturales persisten por una variedad de razones, que van desde la influencia cultural hasta la necesidad de encontrar consuelo y sentido en la vida, aunque en muchos casos también es por tratar de rellenar vacíos existenciales en las vidas de esas personas.
Aunque estas creencias no estén respaldadas por evidencia científica, siguen siendo significativas para muchas personas en todo el mundo. Transmitir esas creencias forma parte del folklor de muchas regiones del mundo, pero nunca se debe de intentar de imponer a la fuerza a otros, pues recordemos que sólo son creencias, no son realidades.
Y la creencia vive hasta que choca con la realidad.
Que tengan una desmitificante noche.
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