Revista Opinión

Por qué la izquierda estuvo tan callada

Publicado el 05 julio 2010 por Manuhermon @manuhermon
Por qué la izquierda estuvo tan callada durante los años de la anterior legislatura, cuando las señales sobre la crisis española eran evidentes, burbuja inmobiliaria, gigantesco endeudamiento privado, paro de 2 millones de personas en momentos de gran crecimiento, precariedad laboral de un tercio de la población ocupada… Por qué tanto silencio en estos últimos dos años, en medio de la gran recesión y crisis internacional y nacional. Existían estudios suficientes, no para el gran público, pero debió ser obligación de partidos políticos y sindicatos conocerlos y debatirlos y adelantarse a tomar medidas que podrían haber situado resultados diferentes a los actuales. Como se puede explicar que todos los partidos, aunque ahora tocan, PSOE, IU, UPyD, y los sindicatos, no presionaran al gobierno para que tomara medidas contra nuestra crisis particular desde el año 2004.
Algo hemos hecho mal las izquierdas, en las organizaciones y los colectivos, para que exista tan poca permeabilidad entre ellos y la sociedad, y los conocimientos existentes sobre lo que estaba ocurriendo no fueran aplicados políticamente. Algo hacemos mal para que la política esté tan mal valorada, para que exista tanto individualista en puestos elevados de poder y representación política y que actúa con tan poco apoyo en lo colectivo. (Dar un giro de 180 grados supone hacer lo contrario, lo cual implicaría en todas partes dar muchas explicaciones, respecto a lo hecho antes y a lo actual)
No es verdad que la crisis en todos los sitios haya sido igual, que todos se enteraran al mismo tiempo, ni que las repercusiones hayan sido las mismas. A pesar de que globalmente hayan aplicado políticas similares, aunque no siempre ni en todos los países, ni lo han sido al mismo tiempo, ni necesariamente tenían que ser iguales por la diferentes realidades de cada país.
En medio de este problema, la grave crisis en España, la mayor burbuja inmobiliaria, una de las mayores deudas privadas y una de las mayores tasas de paro del mundo, es donde sitúo el debate de la crisis de la izquierda. El trabajo anterior ‘La crisis. Y la izquierda’ ya intentaba formular algunos aspectos que me parece interesante ampliar, publicando críticas y otras ideas.
Decía Joaquín Prieto en 'El gran culpable' publicado en El País el día 6 de junio

Al final, el semestre de la presidencia española de la UE ha servido para dar un giro político interno en toda regla…
… Bastó el informe de la agencia Fitch del 28 de mayo, que rebajó la calificación de la deuda de España, para que lo más granado de la prensa europea -Financial Times, Le Monde, Frankfurter Allgemeine Zeitung- dedicara el pasado fin de semana a alarmarse otra vez sobre España, acentuando así la sensación gubernamental de que hacen falta más (o más rápidos) gestos sacrificiales.
Al ejecutar el giro, Zapatero paga un alto precio en credibilidad personal y política. Le viene estupendamente a sus adversarios electorales, al tiempo que deja confundido y sin referencias al pueblo de izquierda. Porque ejercer el liderazgo no es limitarse a bruscos anuncios. Un giro tan importante habría requerido de cierto discurso, una puesta en escena no solo parlamentaria y explicaciones claras, en vez de comunicar medidas que restallan como latigazos sobre el cuerpo social.
…Pero sin añorar, ni de lejos, las dramáticas circunstancias que llevaron a Churchill a pronunciar sus famosas palabras… haría falta una operación-verdad en España para dejar claro que un plan de rigor no es algo que se discute solo entre instituciones o políticos, sino que necesariamente afecta a múltiples personas y empresas; y que de Europa no solo llueve el maná para autovías, aeropuertos y ferrocarriles, sino un conjunto de obligaciones compartidas…
… Tiene que haber un culpable de todo esto y la sociedad española cree haberlo encontrado: el responsable es el presidente del Gobierno. Si es crucificado, los problemas planteados son tan graves que solo aguardan al próximo culpable. Lo que no cabe pensar es que Zapatero pueda recuperar la confianza del electorado.

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