Todo parecía sonreír al mariscal Idriss Déby Itno el 11 de abril de 2021. Tras más de treinta años dirigiendo uno de los regímenes más autoritarios del mundo, el presidente de Chad se preparaba para revalidar su mandato por sexta vez a sus 68 años. Apoyado por importantes potencias internacionales y con un férreo control sobre el Ejército, ni el llamamiento al boicot por parte de la oposición, ni las manifestaciones ni las denuncias sobre las dudosas garantías democráticas de este proceso electoral habían conseguido detenerle. Y aquellos que, como el opositor Yaya Dillo, han intentado pararle los pies han sufrido las consecuencias.
Sin embargo, mientras Déby se preparaba para otra victoria, en el norte del país se fraguaba la guerra. El mismo día de las elecciones, el grupo rebelde Frente por el Cambio y la Concordia en Chad (FACT por sus siglas en francés) lanzó una ofensiva militar para conquistar la capital, Yamena. Esta milicia está formada principalmente por miembros de la etnia gorane, a la que pertenecía el presidente Hissène Habré, depuesto por Déby en 1990, y ha atacado desde Libia, donde lleva años afincada gracias a un acuerdo con el líder militar libio Jalifa Haftar...
Si quieres seguir leyendo este artículo, suscríbete a EOM. Lo que pasa en el mundo te afecta; comprenderlo es más necesario que nunca.
Nombre de usuario Contraseña Recordar cuenta Recordar contraseñaPor qué la muerte del dictador de Chad es un problema para Europa fue publicado en El Orden Mundial - EOM.