La primera teoría tiene su origen en la práctica de un ritual pagano que consistía en saltar entre los campos con palos y escobas con el fin de aumentar la fertilidad de la tierra y conseguir cosechas más abundantes. En estos casos, alguien que observara el ritual desde fuera, podría pensar que las personas estaban incluso volando entre los cultivos.
La segunda, con un carácter más farmacológico, explica que en la Edad Media, el consumo oral de sustancias alucinógenas estaba perseguido, y para no ser descubiertas, algunas mujeres aplicaban los "ungüentos voladores" y pociones de hierbas solanáceas con estas propiedades como la belladona (Atropa belladonna), el beleño negro (Hyoscyamus niger, cuyas propiedades también tratamos en el blog) o la cicuta (Conium malacatum) sobre objetos cotidianos como escobas para poder introducirlas en su cuerpo y administrar así la droga de forma vaginal o rectal, evitando ser vistas pegándose el chute de forma común, y sorteando en gran parte el efecto de primer paso asociado a la vía de administración oral.
Así, se alcanzarían los efectos alucinógenos de las mezclas de forma más rápida y potente, entre los que se encontraban la sensación de ligereza, como de estar volando o flotando por acción de alguno de los alcaloides tropánicos que contuviera el preparado.
Entre ellos, se encontraban la atropina, la escopolamina (también conocida como hioscina) y la hiosciamina, que es un levo-isómero de la primera. Los tres compuestos poseen actividad anticolinérgica y antimuscarínica, que pueden manifestarse en forma de midriasis o dilatación de las pupilas, ataxia o pérdida de coordinación, sequedad de boca y otros efectos a nivel del SNC como euforia, convulsiones o alucinaciones visuales y auditivas.
Según Font Quer también se aplicaba esta mezcla por vía tópica en las axilas, y en la península ibérica, el "caramelo de bruja" se consumía fumado. Además, si la mezcla contenía adormidera (Papaver somniferum), podía incluir entre sus sustancias activas también la morfina, otro alcaloide psicoactivo pero con actividad primordialmente analgésica, que asociado a la escopolamina de la belladona actuaba como antagonista de este último, produciendo en algunos casos un "sueño crepuscular" o Dämmerschlaf en alemán que producía una amnesia con insensibilidad al dolor sin pérdida de consciencia. Esta combinación de principios activos además se utilizó como anestesia en partos a principios del S. XX.
Citando a Paracelso en su libro Las Plantas Mágicas: botánica oculta, "esta receta infernal más vale que permanezca ignorada".
El resto, ya es historia.
Winifred Sanderson sabía lo que se hacía.
Fuentes:Wikipedia: Flying ointmentParacelso: Las Plantas Mágicas: botánica oculta (ed. 2006)LiveScience: A Bewitching History: Why Witches Ride Broomsticks
E. Balasch, Y. Ruiz: Diccionario de las plantas curativas de la Península Ibérica
Esta entrada participa en el XLI Carnaval de Química alojado en el blog cienciaxxi.es.