Hola mis preciosas, en el post anterior, historia de una madre agotada, hablamos de la importancia de no juzgar, hasta en situaciones tan difíciles como el que una madre acepte que ha agredido a su hijo. Es fácil no juzgar mientras todo está bien, pero cuando vemos este tipo de noticias, como la de un padre que agredió a su hijo… uy, ahí si la cosa se pone difícil, ¿verdad?, pero es justamente en esas situaciones en las que “el no juzgar” debería salir a relucir. Y es que no solo juzgamos con la palabra, también con una mirada inquisitiva, con una volteada de ojos, con una expresión en el rostro, todas esas mis bellas, son maneras de juzgar.
Leyendo los comentarios en el Facebook, de este y otro post del mismo tema, veía muchos comentarios llenos de amor, lo cual, denota una mayor consciencia por parte de todas nosotras, pero también leía comentarios, donde juzgaban, a su vez, a la persona que juzgaba, digamos, al “juzgador”. (el que esté libre de pecado, que lance la primera piedra Juan 8-7)
Una de las formas claras en las que el ego se maneja, es juzgando o criticando a otros, porque justamente tiene esa necesidad constante de hacerte sentir superior y separado de la unidad, es así mis bellas como el ego se alimenta.
El ego, que en latín, significa “yo”, pero no un yo consciente, es el yo que se construye debido a un proceso mental, digamos que la definición se acerca más a “un falso yo”. Y comienza a construirse por una concepción de lo que los otros tienen de ti misma y se inicia desde muy pequeñitos, podemos decir también que la primerísima forma de manifestarse es cuando nos colocan un nombre: tú eres María y eres una niña – ajá, soy eso – ¡Mira que lindo baila María! ¡Tiene buen ritmo! – y piensas, ahhh, bailo bien, soy buena bailarina – y así, sucesivamente, vamos construyendo nuestro nuevo concepto de “yo” (soy María, soy niña, bailo bien, soy buena en deportes, me enamoro fácilmente, etc.) y nos vamos alejando de quienes somos realmente y vamos entrando en el sueño… suavemente, casi sin notarlo.
A medida que vamos entrando en el sueño, vamos olvidando que somos espíritu, que esa es nuestra realidad pura, nos vamos alejando de nuestro Ser y nos vamos identificando cada vez más con nuestro cuerpo y con esa realidad dual que hemos ido creando o que nos han ayudado a crear.
Lo cual, no está mal, lo malo está en creérnosla, en la identificación pura, porque ahí es cuando la mente nos comienza a dominar, ahí podemos decir que es el ego el que nos maneja.
¿Y cómo funciona el ego? El ego tiene la necesidad constante de alimentarse y una de las formas es haciéndote creer… ojo, lo repito… haciéndote creer que eres mejor que los demás, que sabes más, que tienes mejor gusto, que tú siempre escoges lo mejor, que eres muy inteligente, etc. etc. etc… cuando eso quizás no es necesariamente verdad, si, quizás eres muy inteligente y tienes muy buen gusto, pero no por eso, eres mejor que otra persona o mejor dicho, no necesitas compararte y eso es:
Primero:
Porque TU YA ERES
Segundo:
NO ERES MEJOR NI PEOR QUE NADIE, NO ERES MAS NI MENOS, ERES PERFECTA, ERES PARTE DE LA DIVINIDAD, PERO OJO: TODOS LO SOMOS. Simplemente algunos lo olvidan en mayor o menor intensidad que otros, otros, lo recuerdan antes o están más conectados con su Ser.
Una vez que recuerdas quien eres y la luz maravillosa y hermosa que eres y sabes, con certeza, que todos somos UNO, dejas, por supuesto de juzgar y no solo eso, no caes en el juego de responder al que juzga, porque sabes, que esa maravillosa luz, solo ha olvidado quien es… no juzgues, no caigas en juzgar al que juzga (Que mal me parece esa persona por decirme esto… lo ves? Caíste también en el juego)
¿Y como se responde? Una de las formas es responder asertivamente, sin que haya una crítica o juzgamiento de regreso al momento de hablar o en nuestro tono de voz y eso se logra justamente sin la identificación del ego, pero sobre todo con el ejemplo… solo con el ejemplo, solo SIENDO. Nuestra alma, habla con otro idioma, no con palabras, sino con sentir y las almas mis bellas, así estén en ese estado de inconsciencia, lo entienden.
Ahora que lo sabes, que estás creciendo en consciencia y que eres capaz de darte cuenta que hay algo mas dentro de ti, vas a comprender que no necesitas juzgar y así, poco a poco, con el ejemplo, comenzando por nosotras, comenzaremos a crear una sociedad llena de amor para nuestros hijos.
Las dejo con un lindo video del maestro Thich Nhat Hanh y con su maravillosa explicación acerca del ego
Las amo,