Hola queridos seguidores, desde hace un tiempo vengo investigando un poco sobre Lev Vygotski (psicólogo ruso y uno de los más destacados teóricos de la psicología del desarrollo también fundador de la psicología histórico-cultural) llegué a su publicación ‘La imaginación y el arte en la infancia’… es lectura ampliamente recomendada si queréis echar un vistazo! Particularmente quiero comentaros algunos extractos sobre el Capítulo 4 de dicha publicación que está relacionada con el título de este post: ‘La imaginación del niño y el adolescente’.
“¿En qué se diferencia la imaginación del niño de la del adulto y cuál es la línea principal de su desarrollo en la edad infantil? Existe aún el criterio de que la imaginación del niño es más rica que la del adulto, considerándose que la infancia es la época en que más se desarrolla la fantasía y, según ello conforme crece el niño van en descenso su capacidad imaginativa y su fantasía.
… Todo esto, tomado en su conjunto, ha servido de base para afirmar que, en la edad infantil la fantasía es más rica y variada que la del adulto. Pero esta afirmación no resiste el examen científico, pues sabemos que la experiencia del niño es mucho más pobre que la del adulto. Sabemos también que sus intereses son más simples, más pobres y elementales … La imaginación del niño, como se deduce claramente de esto, no es más rica, sino más pobre que la del adulto; en el proceso de crecimiento del niño se desarrolla también su imaginación, que alcanza su madurez sólo en la edad adulta.
Al analizar la imaginación creadora trazó Ribot la curva que se muestra y que refleja simbólicamente el desarrollo de la imaginación permitiendo comprender las peculiaridades de la imaginación infantil, la del hombre maduro y la del periodo transitorio a que ahora nos referimos. La ley primordial del desarrollo de la imaginación que refleja esta curva se formula así: la imaginación, en su desarrollo, atraviesa dos períodos separados por una fase critica. La curva IM representa la marcha del desarrollo de la imaginación en el primer periodo. Asciende enérgicamente para mantenerse luego largo tiempo al nivel alcanzado. La línea RO punteada, refleja la marcha del desarrollo del intelecto o de la razón, que como muestra la figura, empieza más tarde y va elevándose más lentamente porque requiere mucha mayor acumulación de experiencia que ha de ser sometida a compleja elaboración. Sólo en el punto M coinciden ambas líneas del desarrollo de la imaginación y de la razón.
El lado izquierdo del diagrama muestra con claridad la peculiaridad de la imaginación en la edad infantil y que muchos investigadores confunden tomándola por riqueza imaginativa del niño. Siguiendo esta parte del dibujo se advierte fácilmente que en la edad infantil difiere mucho el desarrollo de la fantasía del desarrollo de la razón y que la relativa independencia de la imaginación infantil, su independencia respecto a la actividad de la razón, no es prueba de riqueza sino de pobreza de la fantasía infantil.
Los niños pueden imaginarse muchas menos cosas que los adultos, pero confian más en los frutos de su fantasía y la controlan menos, y por eso la imaginación en el sentido vulgar, corriente de la palabra, o sea, algo inexistente, soñado, es mayor en el niño que en el adulto.
… Desde el momento de encuentro en el punto M de ambas curvas del desarrollo de la imaginación y de la razón, el desarrollo ulterior de la imaginación (según la línea MN) va sensiblemente paralelo al de la razón (según la línea XO), desapareciendo la divergencia típica de la infancia: la imaginación, estrechamente ligada con el raciocinio, marcha con él al mismo paso.
Estas dos formas intelectuales -dice Ribot- se mantienen ahora frente a frente como fuerzas contrincantes. La actividad imaginativa prosigue, pero previa transformación, adaptándose a condiciones racionales, por lo que ya no es pura imaginación, sino entremezclada.
… Es muy fácil ver que la actividad de la imaginación en el aspecto en que se manifiesta en el niño, en el adolescente, va desapareciendo, al advertir que, por lo general o en la mayoría de los casos, al llegar a esa edad, pierde el niño la afición al dibujo. Siguen dibujando algunos niños, generalmente superdotados o atraídos por circunstancias externas como pueden ser clases especiales de dibujo, etc. El niño empieza a criticar sus propios dibujos, los esquemas infantiles dejan de satisfacerle, le parecen demasiado subjetivos hasta llegar a cerciorarse de que no sabe dibujar y deja el dibujo. Análoga desaparición de la fantasía infantil vemos también en que el niño deja de interesarse por los juegos ingenuos de años anteriores, por los cuentos de hadas, por los cuentos en general. Surge entonces una nueva forma, doble, de la fantasía que se ve fácilmente en el hecho de que la literatura se convierte en la actividad más extendida y masiva de la función imaginativa. Se estimula por un vigoroso auge de vivencias subjetivas, por la extensión y el ahondamiento de la vida íntima del adolescente que está creando por entonces su propio mundo interior. Todo este aspecto subjetivo anhela materializarse en forma objetiva: en versos, en cuentos, en todas las formas artísticas que el adolescente toma de la literatura de los adultos que le rodean. Esta imaginación contradictoria se desarrolla por la línea del apagamiento sucesivo de los momentos subjetivos y por la línea del crecimiento y robustecimiento de los momentos objetivos.
… Pascal llamó a la imaginación una maestra muy astuta. Goethe la llamó la precursora de la razón. Ambos tenían razón.”
Texto extraído de:
Lev Vygotski (1986). La imaginación y el arte en la infancia. Madrid: Editorial Akal.
Imagen de portada extraída de:
http://www.huffingtonpost.com/2014/05/09/how-to-have-better-well-b_n_5283328.html
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